No es la primera vez que aprovecho la vida social que para
mí representa el equipo de fútbol de papás de la escuela de los comestibles
para relatar mis mejoras en mi proceso de rehabilitación. Me consta que las personas
que me aprecian se alegran de mis progresos y a ellas va dedicada esta entrada:
El otro día comenté mi acceso a la categoría de
medio-centenario y esbocé la celebración que llevamos a cabo alguno de los
miembros del equipo de fútbol de papás.
Por tratarse de fechas próximas a la Navidad y Año Nuevo,
típicas de estar en familia, hubieron importantes ausencias.
Así que nuestro capitán y Káiser Jean-Luc B. realizó una
nueva convocatoria que tuvo lugar el pasado sábado 19 de febrero por la noche en el mismo lugar.
Continuaron habiendo notables ausencias pero nos reunimos
unos cuantos más que la última vez.
Repitieron los Bossart (esta vez sin hijos) y los Brägger
(pronúnciese Braeguer)-Colomo.
Nosotros acudimos al completo, incluyendo a Peni, bien
abrigadita, que en el centro de la ciudad la temperatura era de 7 grados de
modo que allí arriba (Sant Pere Màrtir,
399 m .)
no debíamos pasar de 4.
Como comienza a ser costumbre en mí, prescindí por
completo de la silla de ruedas, cosa que fue del agrado de la mayoría, pues algunos, la última vez que me habían visto, yo estaba en coma y los demás hacía tiempo que sólo me veían en silla de ruedas Por
ser el homenajeado, no me fue posible realizar un reportaje gráfico del evento,
así que incrusto este otro vídeo correspondiente a otra ocasión.
Como ya comienza a ser habitual, asistí caminando y sin usar para nada la silla de ruedas, cosa que eché de menos después de la cena, ya que había bebido más de lo aconsejable.
Realmente, cambia mucho la impresión que ofreces a los demás, de estar postrado en coma, o desplazarte en silla de ruedas a ir caminando.