lunes, 23 de marzo de 2015

Necrofagia

En mis peores momentos, varias fueron las ocasiones en que los facultativos informaron a Menchu que el desenlace definitivo era cuestión de horas y que - con seguridad- no iba a superar aquella noche.
Si hubieran acertado, podrían haber pasado dos cosas: Que hubiera pasado por la fase de muerte cerebral o que no.
En el primer caso, los galenos no habrían tenido dificultad en convencer a Menchu - concienciada como está- para que donara mis órganos para trasplantes y ahora alguien llevaría puestos mis riñones, mi corazón o mi hígado.
De haber fallecido sin pasar por la fase de muerte cerebral, mis órganos ya no habrían sido aprovechables y lo único que se podría haber hecho sería deshacerse de mis despojos: Inhumación o incineración. Eso habría dependido de lo que decidiera Menchu aunque supongo que mi madre no habría tenido inconveniente en poner a nuestra disposición el nicho en el que se encuentran depositados los restos de mi padre desde agosto de 1975.
De haber sido ése el caso,  mis restos habrían sido pronto fagocitados por pequeños necrófagos a quienes la Naturaleza encomienda esta necesaria tarea: Bacterias y larvas de insectos.
Sin embargo, no es esa necrofagia de la que vengo hoy a hablar, sino de la necrofagia empresarial, técnicamente denominada concurso de acreedores.
Cuando una empresa ya no puede sobrevivir por más tiempo, la legislación prevé un proceso denominado concurso de acreedores mediante el cual se convierte en valor monetario cualquier cosa propiedad de la empresa. Supongo que a excepción de la honra de l@s emplead@s y/o sus hij@s( todo llegará), todo entra en esa categoría.
Hace ya muchos años, (1992), volviendo de un viaje de vacaciones a Colombia (Donde vais que os van a secuestrar o a meter droga en la maleta!!) nos encontramos con la desagradable sorpresa de una carta que lamentablemente no conservo en la que un presunto bufete de abogados amenazaba de embargarnos todos nuestros bienes si no pagábamos una factura de no-se-qué de dos años atrás.
Como tengo por costumbre no tirar nada, localicé aquella factura en la pila de TODO y envié por fax una copia.
Si aún dispusiera de aquella carta, la digitalizaría y colgaría en este blog cuando menos para que los hijos de tales abogados (probables usuarios de las redes sociales) conocieran el innoble oficio al que se dedican sus padres.No habrían de sorprenderse los pequeños de tal noticia pues probablemente sus abuelas ejercieron el más antiguo oficio del mundo.
Como últimamente paso mucho tiempo en casa, una de mis actividades habituales es ordenar armarios y estantes.
De hecho mis terapeutas suelen ponerme como ejercicio ordenar estantes  u otros lugares de almacenamiento en la propia uen. 
Es razonable porque uno de los aspectos que más necesito trabajar es la planificación  y ejecución de tareas.
Hace unas semanas me tocó la aburrida tarea de ordenar mi despacho en casa.
Lo primero que tenía que hacer era ordenar las múltiples facturas allí apiladas.
Recordando la anécdota de aquel lejano 1992, me vi obligado a guardar TODAS las facturas de hasta 6 años de antigüedad por si acaso.
Esta circunstancia me ha hecho pensar que los ciudadanos deberíamos organizarnos en una PAH (plataforma de afectados por las hienas) a donde remitir todas las cartas amenazadoras , pues los ciudadanos decentes nos asustamos cuando nos llegan tal tipo de requerimiento mientras los necrófagos están tan tranquilos ya que ése es su oficio.
Probablemente no pujarían con demasiado entusiasmo en el reparto de despojos si pensaran que se les pueden atragantar.
De hecho,se ha apuntado como  una de las causas de la presente crisis la denominada titulización de las hipotecas: Cuando el banco veía que nunca iba a cobrar una hipoteca, se la vendía a otro banco para que fuera otro quien se comiera el marrón.
Así las cosas, lo que era una simple estafa (vender algo a un precio mucho mayor que su valor real). pasó a llamarse activos tóxicos
De ese modo- tal y como describe magistralmente Leopoldo Abadía en su ya legendario documento sobreLa crisis NINJA, la hipoteca que habías contratado en la oficina de La Caja de San Quirico de la esquina de toda la vida pasó a ser propiedad de un Banco USA.
He aquí la imagen de un proceso de concurso de acreedores
Nótese en primer plano la imagen de un conocido abogado de un famoso bufete de Barcelona

lunes, 9 de marzo de 2015

Amnesia

Una de las secuelas habituales de la lesión cerebral es la amnesia.
Tengo algún compañero de terapia cuya respuesta ante cualquier pregunta es "no me acuerdo".
De otros no puedo saber si recuerdan o no su vida anterior al accidente porque -como no hablan- no me puedo comunicar con ellos.
Hasta donde yo se, la Neurociencia aún no conoce el mecanismo mediante el cual el cerebro almacena información, recuerdos y experiencias. Lo que sí sabemos es que no funciona como los sistemas electrónicos de almacenamiento de información  que lo hacen en código binario el cual, adecuadamente interpretado, se traduce en textos e imágenes.
Lejos queda pues, me temo, la posibilidad tecnológica que nos plantea la historia de Ciencia Ficción "Desafío Total". em la que los viajes se realizan injertando la información en el cerebro .
Y ahora, como tantas otras veces, permítaseme disertar - sin saber- de algunos aspectos de neurociencias.
Tras una lesión cerebral, los problemas de memoria pueden producirse por dos caminos: Por un lado podemos olvidar conocimientos o experiencias pasadas y por otro lo que nos puede pasar es que nos aparezca una nueva dificultad para retener conocimientos nuevos, sin necesidad de olvidar los pasados.
Hace tiempo, comenté el caso de una persona (Isabel P.) que había olvidado uno de los idiomas diferentes de la lengua materna que conocía antes del accidente.En concreto, el catalán.
Gott sei Dank, no has sido ése mi caso y no he podido constatar el olvido de ninguna clase de información  adquirida antes del accidente. Lo que sí me sucede es una falta total de atención que a veces se interpreta como problema de memoria a corto plazo.
Un día, en clase de alemán, la profesora (Elen) me mandó leer un texto en voz alta y eso hice pero la falta de atención provocaba que me saltara párrafos enteros, tantos, que la profesora llegó a preguntarme si sufría transtorno de déficit de atención o tda.
También me sucede lo mismo cuando pregunto la lección a los comestibles: "Papi, te has saltado varias frases".
Se ha hablado mucho estos días de la amnesia por la presunta pérdida de memoria del piloto de fórmula I Fernando Alonso de quien se ha llegado a decir que había regresado a los 10 años de edad, cosa que parece ser no ha sucedido.
La novela Total Recall supone una tecnología que permite añadir/quitar recuerdos, conocimientos, emociones o sentimientos de forma artificial .
Mucho  me temo queda tal posibilidad de alterar artificialmente nuestros recuerdos, experiencias , y conocimientos queda aún muy lejos en el tiempo.
En esta secuencia, el protagonista de desafío total se resiste a que le vuelvan a alterar sus recuerdos/experiencias/emociones
Somos nuestra memoria?

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