martes, 31 de julio de 2018

Pragmatismo

Papá ¿por qué das toda la vuelta si por el otro lado está más cerca?
Esto es lo que me dijo Santi un día que se me cayó algo al suelo a mi izquierda y giré todo el cuerpo hacia la derecha  ( sentido horario) para recogerlo.
Aprovechando que hoy vuelve a ser San Ignacio de Loyola, patrón de mi hermano Ignacio y mi sobrino Ignasi así como de Nacho de trace, vengo hoy a hablar de un aspecto fundamental de la neurorehabilitación  como es el pragmatismo que terapeutas ocupacionales (T. O.) y psicoterapeutas nos invitan a trabajar para evitar que perdamos el tiempo en tareas repetitivas que realizamos de forma conpulsiva sin resultado alguno.
Antes de ponerte una camiseta, te aseguras de que está correcta y piensas cada movimiento a realizar para que te quede bien a la primera.
Asimismo, en mi época de Ingeniero de sistemas y de vendedor de TIC's era importante pensar todas las acciones a realizar definiendo previamente qué es lo que se quería conseguir.
Una vez realizada la acción, se evaluaba si habías conseguido o no lo que te habías propuesto como objetivo.
Aprendías así a valorar el trabajo realizado por los resultados obtenidos.
También en un trabajo científico debes pensar a priori qué es lo que buscas, poner los medios para conseguirlo y, finalmente, realizarlo.
Si el objetivo es publicar un artículo, primero piensas qué puedes hacer, qué  cálculos debes realizar, bibliografía a buscar, escribir el artículo, enviarlo a la revista que pretendes que lo publique, esperar su respuesta con las objecioones que consideren oportunas, corregir o mejorar aquello que los revisores consideren que se debe hacer y así sucesivamente hasta que los editores consideren que el trabajo tiene calidad suficiente para ser publicado.
Si se trata de un problema técnico en una instalación informática, lógicamente, el objetivo es solucionarlo.
Si estás tratando de vender una infraestructura informática, trabajarás para que el cliente lo contrate, se instale, el cliente quede satisfecho y, finalmente, pague. Una venta sólo termina cuando el cliente ha pagado.
En los tiempos de profunda crisis decíamos que había dos tipos de clientes: Los que no te compran y los que no te pagan
En otro orden de cosas, se critica mucho estos días a la Insttución monárquica española por pasados coportamientos censurables del ahora Emérito Rey Juan Carlos I.
Yo no soy Mopnárquico ni antimonárquico pero he aprendido a valorar la Institución por sus resultados.
Si lo que queremos es vivir tranquilos  y con la máxima calidad de vida posible, parece que es inevitable tener algún tipo de sistema  de leyes y ordenamiento jurídico que evite el imperio de la ley del más fuerte, tal y como funcionó la Humanidad en el Paleolítico y otras épocas.
Supongo que desde esa perspectiva, la Jefatura del Estado es iinevitable.
La pregunta es: Tiene que ser el Jefe del Estado un Rey hereditarioal que nadie ha elegido?
¿Sería gratuita una jefatura del Estado con un Presidente de República?
Obviamente NO.
¿Sería menos corrupto?
No hay garantías
¿Sería más barato?
Probablemente Tampoco.
¿Nos cuesta dinero la casa Real?
Laregunta correcta es: Nos sale rentable la Casa Real?
Yo creo que sí
Cualquiera que haya salido alguna vez a hacer la calle ( así llamábamos a vender) sabe que los grndes sólo compran a los grandes.
De este modo, un Rey sólo le compra a otro Rey.
No puedes enviarme a mí a ver al Rey de Arabia Saudí con un portafolios para que me compre un AVE.
Lamentablemente en España no tenemos grandes cosas que vender a nadie, salvo AVE´s  o buques de guerra ( lo cual no queda bonito)
Otro aspecto es la parafernalia social que acompaña a la familia Real.
No creo que la prensa del corazón pague derechos de imagen a los miembros de la Familia Real pero creo que, al menos la extranjera, sí debería pagarlos.
Aparte queda la función política del Rey que según la Constitución no tiene ninguna.
Sin embargo, en la Historia reciente de España hemos podido comprobar al menos en dos ocasiones la importancia de la figura del Rey para evitar golpes de Estado.
Todos los que teníamos la edad suficiente para enterarnos recordamos el Fracasado intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 que fue completamente abortado por  el ahora denostado Rey Juan Carlos I.
Más recientemente, el Rey Felipe VI se vio obligado a intervenir el pasado octubre de 2017 ante la inacción del gobierno de don Tancredo de la Moncloa.
Dentro de unos meses asistiremos a un dejavu cuando el gobierno de la Generalitat vuela a echarse al monte y el primer ministro del gobierno de la Nación, cargado de complejos y sin apoyo parlamentario, vuelva a quedarse echando la siesta, (bueno, jugando con el perro, que el anterior se quedaba leyendo el Marca)
Un caso histórico de pragmatismo fue el uso de la bomba atómica contra Japón en agosto de 1945,
Es cierto que USA quería evitar bajas propias pero realmente, las bajas que se  evitaron fueron sobretodo japonesas. Piénsese cúantos japoneses habrían muerto si hubieran tenido que tomar Japón como el resto de islas del Pacífico (sólo en Okinawa murieron 100.000 japoneses).
Además, las bombas dieron a Japón una excusa honorable para rendirse sin necesidad de ser invadidos como los alemanes.
Imagino también que si los marines USA hubieran invadido Japón como el ejército rojo hizo con Alemania, Japón habría perdido mucho más que lo que perdió con las bombas atómicas.
Es más, aunque sea pura historia-ficción, estoy convencido de que si en 1936 hubiera habido un Rey en España,el general Frano y sus secuaces no se habrían alzado en armas con las consecuencias que eso produjo.
Por si el lector no está de acuerdo conmigo, añado otra opinión
Y otra, y otra más
Aunque fueran una salvajada, las bombas atómicas sobre Japón ahorraron más muertes de las que produjeron
Fuente: Google


viernes, 13 de julio de 2018

Suministro electrico

No es la primera vez que desde estas páginas me quejo del pésimo suministro eléctrico del que disponemos en este lugar inhóspito,  desolado y alejado de cualquier vestigio de civilización como es el centro de Barcelona.
Sin embargo, vuelvo a insistir en el tema por los inconvenientes que me ocasiona, dada mi situación de movilidad reducida e imperiosa necesidad de estar permanentemente conectado a la red.
Dado que la electricidad se produce muy lejos de aquí, la única explicación para los constantes micro - y no tan micro- cortes de luz es que la red de distribución eléctrica no es todo lo eficiente que debería ser.
Eso es exactamente lo que sucede en Haití: El problema eléctrico no está en la producción sino en la distribución.
De hecho, se produce mucha más electricidad de la que se consume.
Personalmente, soy pesimista respecto  al futuro de la producción eléctrica mundial ya que, aunque seguramente la solución vendrá de la fusión nuclear, creo que la tecnología no estará disponible a tiempo de solucionar nuestras necesidades de consumo eléctrico.
El proyecto ITER, que supongo sigue adelante, no sé en qué fase se encuentra y, aunque funcionará, tengo mis reservas sobre cuándo sucederá eso.
Recuerdo cuando saltó la falsa noticia de que se había conseguido llevar a cabo la fusión fría, cosa que luego se demostró falsa.
De todos modos, si lo que tenemos es una deficiente red de distribución, dará igual que la producción esté solucionada o no.
Lo que sí me sorprende es que la administración del Reino de España penaliza económicamente el autoconsumo. De modo que, si instalara en el terrado de mi casa algún sistema de producción eléctrica ( paneles solares o molinos de viento) tendría que pagar por producir.
En Haití solucionan los fallos de suministro mediante electro-generadores diesel y con una habitación llena de baterías químicas que se cargan en los momentos de suministro y  proveen de electricidad al inmueble cuando deja de haberlo..
Eso lleva a los ciudadanos  a un consumo desmesurado de baterías químicas de las que luego es difícil deshacerse.
Debo reconocer, no obstante, que no siempre es culpa de la malvada Red Eléctrica Española pues hace un par de meses resultó que tenía una avería en la caja de fusibles de mi propia vivienda
Transformador eléctrico
Fuente: Google

miércoles, 4 de julio de 2018

Lucy

Realizada por Luc Besson, la película titulada como esta entrada aborda la idea ( mito o realidad?) de que apenas utilizamos una ínfima fracción (+-10%) de nuestra capacidad cerebral.
Interpretada por la siempre motivante Scarlett Johanson,  la protagonista (Lucy) recibe de forma accidental una sobredosis de hormona CPH4, de la que hay quien dice que es capaz de potenciar de forma extraordinaria nuestra capacidad cerebral.
Si eso pudiera ser cierto, deberíamos concluir que CPH4 debía ser el contenido de la fruta del árbol prohibido del Jardín del Edén, que, de acuerdo con la malvada serpiente, dotaría a quien la comiera de poderes y sabiduría similares a los del Creador.
También los conspiranoicos de nuestro tiempo viven convencidos de la infrautilización de nuestro cerebro.
Si hubiera en ello algo de verdad, yo podría pasar  de utilizar el 10% de lo que me queda de cerebro a vaya usted a saber cuánto con lo que las secuelas debidas al accidente quedarían completamente compensadas por mis nuevas capacidades.
Ningún neuroprofesional me ha sugerido la posibilidad de recuperarme yendo por esa vía.
Como mucho me animan a consumir la máxima cantidad posible del conocido ácido graso OMEGA3, muy presente en el pescado azul.
Es por eso que acostumbro a ingerir grandes cantidades de sardinas en lata.
Me consta que el OMEGA3 puede consumirse por vía oral mediante pastillas que lo contienen y son fáciles de conseguir pero la vía de las sardinas en lata me parece más atractiva y mezcladas con ensalada convierten este aburrido vegetal ( yo lo llamo papel) en un plato atractivo de comer.
Lo de que el pescado es bueno para el cerebro vengo oyéndolo desde mi más tierna infancia.
Ahora, hasta se ha puesto de moda lo de consumir omega 3 a saco. Tanto, que hasta se dice que estamos dejando a las pobres ballenas y pingüinos sin alimento para tomarnos nosotros su krill y fabricar preparados de omega3.

La siempre motivante Scarlett Johanson protagoniza esta película de Luc Besson de 2014

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