En su proceso de autolesión para llamar la atención del Papá Estado, la Cataluña adolescente vuelve a convocar una huelga patriótica por segunda vez en dos años, en esta ocasión , para, supuestamente, protestar por la acción de la Justicia contra los golpistas del Alzamiento Nazi-onal de octubre de 2017.
Los dos centros en los que me tocaba hoy rehabilitación (trace y Joan Miró) han decidido cerrar hoy sus puertas para evitar complicaciones a sus trabajadores.
Por lo tanto, lo único que me está permitido hacer hoy es ponerme al teclado y trabajar sobre mi blog.
Durante el apasionado juicio a los golpistas nazi-onal-supremacistas que nos ha amenizado la canícula veraniega, vimos como los golpistas se defendían asegurando que son buenas personas y no habían hecho nada malo. Por otro lado, sus defensas insistían en que , si sus defendidos habían hecho algo malo, el Estado había sido mucho peor.
Primero se eliminó del código penal el delito de referéndum ilegal, luego el Gobierno Nacional no hizo nada más allá de conseguir la inconstitucionalidad de sus con larga antelación avisadas intenciones.
Se les fue dejando hacer hasta el punto de que llegó el día anunciado para el golpe sin que apenas hubiera sucedido nada, ya que sólo la acusación particular se había molestado en tratar de impedirlo.
Uno de los acusados, ahora condenado, trató de tocar la fibra sensible del Tribunal alegando que la prisión provisional le impedía disfrutar de la compañía de sus hijos, aún pequeños,
tiempo que nunca podrá recuperar.
Y ahí es a donde yo voy.
El ictus me mantuvo apartado de la familia durante casi dos años y sus secuelas me impiden realizar muchas actividades con ellos.
Vista la irresponsabilidad cometida, los golpistas no pueden quejarse de las sentencias condenatorias, mucho menos severas que las de los golpistas de 1981 en las que a Tejero le cayeron 40 años ( hace poco alcanzó la libertad condicional pero sigue encerrado) y a Milans del Bosch le cayó de facto una cadena perpetua, ya que falleció en la cárcel.
Cadena perpetua cumplió también el nazi Rudolf Hess condenado en los juicios de Nürenberg.
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Los golpistas de 1981 sufrieron condenas mucho más severas que los de 2017 |