Como cada año, dedico mi entrada del 11 de septiembre a
manifestar mi total desafección por el denominado proceso de construcción nazi-onal de
Catalunya.
Al igual que hacía el Dictador los 18 de julio, fletando
autocares para llevar ciudadanos a la plaza de Oriente de Madrid a que le
rindieran pleitesía, también el President
Mas fleta autocares para traer de excursión a la capital a los habitantes de
las comarcas del interior de Catalunya.
Yo me habría desplazado hasta el passeig Marítim
que los de Ciutadans ofrecían pica-pica, pero con el saque que tengo igual los dejaba sin nada y,
como no disponen del correspondiente 3%, tal vez los empujaría a ejercer de
convergentes.
Decía Albert Einstein que
el nacionalismo es una enfermedad infantil como el
sarampión que uno debe superar para quedar inmunizado contra ella.
Después de varios años de
manifestaciones orgánicas subvencionadas de estilo más o menos clásico, el año
pasado se decidió hacer una cadena humana orgánica para enlazar Barcelona con
Tirana -o con Monrovia- a la que se denominó vía catalana a no se sabe
dónde.
Yo titulé mi entrada “derecho a
suicidar” porque eso es lo que me parece el proceso secesionista. Durante la
última traslación de la Tierra alrededor del Sol, uno de los animadores del
proceso– el señor Oriol Junqueras- se ha empeñado en darme la razón proponiendo
la paralización de la economía catalana para fastidiar a España.
Sus socios convergentes, que siempre se habían jactado de ser el partido de los botiguers- nada dijeron al respecto.
Si el señor Junqueras hubiera permanecido sólo 10 minutos, detrás del mostrador de una botiga - ni que fuera coqueteando con una dependienta- habría aprendido lo difícil que es conseguir que el dinero entre en la caja y no se le habría ocurrido semejante aberración.
Asimismo, hemos podido comprobar que todos los argumentos racionales tanto a favor como contra la independencia se han demostrado falsos: Ni España nos roba, ni una Catalunya Independent sería Somalia.
Aunque mi desconfianza hacia ERC sea absoluta, tengo que reconocer que durante este último año tampoco he encontrado indicios de que en una Catalunya independent los tullidos seremos encerrados en campos de concentración a la espera de nuestro sacrificio.
De este modo, un año después sólo nos quedan argumentos sentimentales que, como tales, no son debatibles y resultan igual de respetables los de una trinchera que los de la otra.
Aun cuando mis conocimientos de
microbiología no van más allá de lo que denominamos cultura general,
permítaseme disertar al respecto.
No sé por qué vía llegó a mis
neuronas la información de que un virus no es propiamente un ser vivo sino una
simple agrupación de cadenas de proteínas con capacidad de replicarse a sí
mismas. De ahí el nombre de virus que viene a significar pseudovida.
Precisamente por no estar vivos,
no se les puede matar y los antibióticos resultan ineficaces. Es por eso que
los médicos no recetan antibióticos para los procesos gripales ya que no
resultan efectivos contra el virus de la gripe y provocan que otros posibles
agentes patógenos que llevamos en el cuerpo se vuelvan resistentes a los antibióticos.
El lector se preguntará: Y cómo
nos curamos de los virus?
Ha de ser el propio sistema
inmunitario del individuo afectado el que cree anticuerpos que inhiban la
replicación del virus.
Hasta donde yo se (que es muy poco) los antivirales son sustancias químicas que provocan ese efecto.
Hasta donde yo se (que es muy poco) los antivirales son sustancias químicas que provocan ese efecto.
Ése es precisamente el éxito del
virus del SIDA: Se cepilla el sistema inmunitario del organismo afectado
dejándolo indefenso.
De hecho, los enfermos de sida
mueren por cualquier infección y no necesariamente por el propio virus.
Las bacterias en cambio sí son
organismos unicelulares y hasta creo que del Reino vegetal, de modo que se las
puede matar con antibióticos.
Aunque acabamos de explicar que
es más difícil combatir a un virus que a una bacteria, los primeros tienen la
“ventaja” de que – si el organismo supera la enfermedad creando anticuerpos
suficientes- queda inmunizado de por vida contra esa enfermedad.
Y ya que hablamos de enfermedades
infectocontagiosas, aprovecho para mencionar otros asesinos microscópicos: Los
protozoos, que, como su nombre indica, son casi animales (zoos).
El más famoso de ellos es probablemente
el “plasmodium” responsable del paludismo o malaria, que es la
enfermedad que más muertos causa en el Mundo cada año.
Gracias a las vacunas, la mayor
parte de estas enfermedades han sido prácticamente erradicadas en todo el Mundo.
Ignoro completamente cómo se
combate un protozoo y lo cierto es que existe una carrera de equipos de
investigadores para lograr una vacuna contra la malaria.
Mis muchos meses pasados en la
UCI me proporcionaron todo tipo de contagios e infecciones. Obviamente, ninguno
de tales contagios fue debido a protozoos (habría sido de Guinnes), aunque sí a bacterias de modo que pudieron ser tratados con
antibióticos.
De ellos, el que será más
conocido para el lector fue la meningitis que, como su nombre indica, es una
inflamación de las meninges ,
membranas que recubren el tejido cerebral. Una de las secuelas habituales de
esta enfermedad es la parálisis cerebral, que, Gott sei Dank, no me sucedió.
Otra de las infecciones contraídas fue una encefalitis bacteriana o abceso cerebral que obligó a los neurocirujanos a medio-lobotomizarme y vaciarme masa encefálica infectada hasta llegar al tejido sano. Yo suelo decir que me tuvieron que pasar el chisme de hacer bolas de helado por el cerebro.
Una variedad de encefalitis, la letárgica fue la causa de una epidemia después de la I Guerra Mundial que afectó a miles de personas que quedaron en estado vegetativo por muchos años y dieron lugar a la novela -después llevada al cine- titulada despertares.
Otra de las infecciones contraídas fue una encefalitis bacteriana o abceso cerebral que obligó a los neurocirujanos a medio-lobotomizarme y vaciarme masa encefálica infectada hasta llegar al tejido sano. Yo suelo decir que me tuvieron que pasar el chisme de hacer bolas de helado por el cerebro.
Una variedad de encefalitis, la letárgica fue la causa de una epidemia después de la I Guerra Mundial que afectó a miles de personas que quedaron en estado vegetativo por muchos años y dieron lugar a la novela -después llevada al cine- titulada despertares.
Mientras escribo esto, como vivo
en la Gran Vía, escucho vítores y aplausos de los manifestantes vestidos
mayoritariamente con camisetas rojaigualdas.
(In-Indà-Indapandenci-à).
Como una de las actividades de
mis clases de alemán es debatir sobre cualquier tema, mis profesores siempre me
han dicho que soy un provocador por mis opiniones habitualmente incorrectas
políticamente. Fiel a mi forma de ser, he de confesar que lo que me pide el
cuerpo es salir al balcón con una bandera de España pero no dispongo de
ninguna. Es más, ni siquiera sé dónde se puede comprar en Barcelona, si es que
es legal.
Supongo que sí es posible
comprarlas en la sede del PP o en la de Ciutadans pero ni se dónde están, ni me apetece ir hasta allí.
Desde un punto de vista
evolutivo, parece que el sentimiento nacionalista debería ser una ventaja
evolutiva de las especies, ya que las tribus unidas tienen más posibilidades de
sobrevivir.
Por mi actitud hacia Colombia,
(país que me vio nacer), creo que en mi mapa genético se encuentra el gen del
nacionalismo.
Por eso mismo, pienso que, si el
cúmulo de casualidades que llevaron a mi madre a traerme al Mundo en Colombia,
la hubieran traído a algún lugar de Catalunya, yo sería un ferviente
nacionalista catalán.
Sin embargo, algo me dice que el
mismo gen que me haría nazi-onal catalanista, también me provocaría el
sentimiento de unidad de España, cosa que actualmente me trae completamente sin cuidado.
El helicóptero de la Conselleria dela Veritat (pronúnciese tevetrés) sobrevuela mi barrio y Cada vez que pasa por
aquí Carolina corre con Peny en brazos hacia el balcón para salir por la tele.
Mañana vendrán las lecturas del
acto. Dependiendo de en qué trinchera se encuentren, unos dirán que ha sido un
éxito y otros exactamente lo contrario.
El President Mas dirá que ya no puede
ignorarse por más tiempo el sentimiento de un pueblo.
El Primer Ministro Rajoy seguirá
con su política de avestruz jugando con fuego con la esperanza de que unas
elecciones anticipadas plebiscitarias
podrían dar el Govern
al PPC, aunque fuera con el apoyo de Ciutadans.
Mal cálculo me parece pues todo
indica que saldría una mayoría absoluta de Esquerra que proclamaría la
independencia de forma unilateral sin miedo a llevarnos al desastre.
Si después de tres décadas otorgando mayorías
absolutas a un delincuente confeso, los catalanes hacemos lo mismo con un partido cuyo primer
punto de su programa electoral será cepillarse el Estado de Derecho, los
catalanes no sólo nos tendremos merecido todo lo que nos ocurra sino que nos
habremos hecho merecedores de cualquier calamidad sucedida en el pasado.
Resumiendo, es muy posible que el lector esté pensando que lo que yo
debería hacer es tomar ejemplo de los judíos alemanes del primer tercio del
siglo XX y largarme de Catalunya, que aquí no hay sitio para enemigos de la
Patria como yo. Si así fuere, lo único que puedo
hacer es agradecer al lector que me haya dado la razón.
ADDENDUM
domingo, 14 de septiembre de 2014
El señor Oriol Junqueras ya se ha descolgado diciendo que hay que saltarse la legalidad española. Ya sabemos que estas cosas comienzan convocando un referéndum no vinculante para el Reino de España y continúan con limpiezas értnicas, violaciones de los derechos humanos y genocidios .
Cuando el señor Junqueras sea condenado por crímenes contra la humanidad dirá: Convocar un referéndum no era gran cosa.Nunca pensé que se llegaría a eso y el Presidente del TPI le responderá: " La primera vez que usted propuso saltarse la legalidad española, ya se había llegado a eso"(Spencer Tracy dixit)
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