lunes, 19 de enero de 2015

Experiencia cercana a la muerte (ECM)



No creo que nada de lo que yo explique aquí pueda resultar encasillable en lo que el título de la entrada indica.
No obstante, para introducir al lector en materia, sugiero leer estas noticias
Lo escribo básicamente porque se trata de presuntos recuerdos que intento no olvidar. Por su sinsentido, he considerado hasta ahora que se trataba de sueños que tuve mientras me encontré en mis peores momentos.
Sin embargo, ya he comentado otras veces que últimamente trago mucha tele y no es infrecuente coincidir con reportajes que hablan de este fenómeno.
Desde luego, yo no puedo reportar nada parecido a lo que aseguran haber experimentado quienes afirman haber tenido una ECM.
Ni luces blancas, ni verme a mí mismo desde fuera. Simplemente una serie de vivencias inconexas y carentes de sentido.
Sí recuerdo haber preguntado por personas que creía me habían venido a visitar – o incluso me habían atendido- y la respuesta fue invariablemente: “Debes haberlo soñado porque es imposible que eso haya sucedido ya que fulano lleva varios meses de vacaciones y no has podido verlo”.
Ya he comentado otras veces mi convicción de estar en La Casita de las Flores por ser ése el plan de vacaciones que teníamos para aquel verano.
De hecho, el marrón fue para Menchu que tuvo que cancelar nuestra reserva y, como en aquella casa hablan poco inglés y Menchu no habla alemán, le resultó muy complicado explicar nuestra no presencia.
Afortunadamente, el señor de la casa sí habla algo de inglés porque es cazador profesional y con frecuencia guía a cazadores de países como España o Francia que no suelen hablar alemán, contrariamente a los alemanes (obvio) y holandeses que sí lo hablan.
Es por eso que a Her Sternberger lo llamamos el cazador.
Con frecuencia me pregunto qué pasión puede despertar la caza para que un aficionado atraviese medio continente europeo para pegarle un tiro al cáprido que el cazador le indique, animal que ya tiene controlado y del que sabe que por su edad o estado de salud no va a sobrevivir mucho tiempo más.
Pero volvamos a mi ECM si es que así puede calificarse.
En mi vida existe un vacío existencial entre el 29 de junio de 2009  (día del ictus) y e11 de febrero de 2010 (día de mi traslado a la Guttmann) salvo las anécdotas que explico en mi cronología.
Sueños -o lo que sea- que sí recuerdo tienen que ver con mein Führer (la vecina de debajo de mi madre) individua que confirma cualquier prejuicio que uno pueda tener sobre los alemanes 
Siguiendo con lo de la mucha tele que últimamente trago, he visto reportajes sobre el final de la II Guerra Mundial.
Eso me ha hecho reflexionar que la maldad de mein Führer puede estar justificada ya que, por su edad, debía ser una niña berlinesa pre-adolescente cuando el Ejército Rojo entró en la capital de Alemania, así que mejor ignorar los posibles traumas que debió vivir en esos tiempos.
No obstante, no todo fueron pesadillas sino que también soñé con mis buenos amigos Ferran A y Alberto C. quienes parece que sí llegaron a pasar el mal trago de verme en coma y salieron muy tocados.
Soñé que Ferran y Alberto se habían ido juntos a Venezuela a hacer negocios comprando y vendiendo empresas.
Este asunto se ve que no es completamente falso sino que tiene visos de realidad. Eso me hace suponer que me lo contaron ellos mismos mientras estaba en coma y algo debí de percibir.
Al encontrarme en Austria, subía en el telecabina acompañado de mi suegro Ernesto quien se alegraba de que hubiera tenido una vida sana que había evitado las siempre frecuentes complicaciones renales o hepáticas que suelen producirse en estos casos.
También, durante un cierto tiempo estuve convencido de que iba a bordo de un barco  y de un tren.
También soñé que en tales medios nos acompañaba un preso enfermo escoltado por policías para evitar su fuga.
Es razonable pensar que por aquellos días corrieran uniformados por el hospital ya que coincidió en el tiempo con una de las intervenciones a las que fue sometido el Rey Juan Carlos I.
Recuerdo haber estado en una sala muy grande con decenas de personas - yo entre ellos- tiradas por el suelo completamente desnudas.
Supongo que coincidiendo con la temporada en que estuve sometido a una traqueotomía me veía a mí mismo con dificultades para respirar y esputando constantemente a través de la garganta.
En ningún momento llegué a sufrir parada cardiorrespiratoria pero es obvio que las partes de mi cerebro afectadas por la falta de riego sanguíneo sí estuvieron sometidas a anoxia
También es obvio que no llegué a experimentar muerte o parálisis cerebral pues se trata de situaciones irreversibles  que contradecirían el hecho de estar aquí escribiendo.
Cuando leo las historias de las ECM y veo que en nada se parecen a lo que yo recuerdo, pienso que no debí de estar tan grave pero este extremo me lo desmiente Menchu quien me asegura que sí me faltó un pelo para no regresar.

Lógicamente, me falta por vivir al menos una ECM más. Cuando me llegue imagino que me esforzaré en memorizar cuanto pase por mi cabeza en esos momentos para poder explicarlo después. El problema es que ya no habrá un después 
Aunque sí vi cosas durante mi ECM, no se corresponden con lo que otros afirman haber visto
ADDENDUM  Enero de 2017
Durante mi Rehabilitación de extremidad inferior en el Hospital Clínic a consecuencia de la tendotomía conocí a Meri(txell) que había sufrido parada cardiorespiratoria que la llevó a una ECM en esos momentos creyó ver una niña sentada en su cama. Semanas después descubrió en una fotografía antigua que esa niña era su madre que había fallecido unos meses atrás.

sábado, 17 de enero de 2015

Yo no tengo envidia de Ronaldo

Leo en algún medio que el <señor Cristiano Ronaldo, jugador del Real Madrid, afirma que le tienen envidia por ser guapo, rico y jugar bien al fútbol.
Por la uen corre un chiste sobre este jugador:
Por qué Ronaldo es Cristiano?
-Porque Messi es Dios.
Obviamente, no voy a poner en duda ninguna de las "virtudes" que afirma tener,
salvo lo de rico pues no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita
Sin embargo, sí voy a negar lo primero. Al menos yo - y estoy seguro de no ser el único- no le tengo ninguna envidia.
Y aunque así fuera tampoco le silbaría porque nunca voy a los estadios de fútbol.
Supongo que después de estas declaraciones le silbarán mucho más. Si eso le hace sentirse envidiado, mejor para él. A mí me encanta sentirme envidiado y también tengo un elevado concepto de mí mismo.
Yo soy feo, pobre y no tengo ni idea de jugar al fútbol. Lo único que se hacer es resolver problemas de Cálculo Matemático.
Si todo este cúmulo de despropósitos no fuera suficiente, además soy un tullido que me mantengo en pie con dificultad y soy incapaz de mover la mitad de mis músculos por lo que mi situación física está tan deteriorada que sin duda provocaría una fuerte depresión en Ronaldo.
Lo que sí tengo claro es que de ninguna manera me cambiaría por este muchacho.
Probablemente, cuando llegue al final de mis días no habré ganado en toda mi vida el dinero que una estrella de fútbol como él gana en un sólo año.
Absurdo me parecería a comparar el Amor que puedan profesarnos a ambos las personas que nos quieren.
Si hay una cosa cierta es que tanto él como yo nos moriremos algún día. Probablemente, él deje un gran patrimonio a sus herederos además de importantes trofeos en las vitrinas de su casa y su lugar en la Historia del deporte.
Yo en cambio pocas cosas materiales, si alguna, dejaré a quienes me sigan.Pero sí dejaré un legado.
Aunque moriré sin el balón de oro de la Física (Premio Nobel), sí dejaré escritos unos cuantos papers que habrán contribuido a que conozcamos un poco mejor nuestro lugar en el Universo.
Si a eso pudiera llegar a sumarse que dejo un mundo mejor que el que me encontré, mi paso por este mundo habrá valido la pena.
Si hay algo que sabemos con certeza los astrofísicos es que ha de llegar un momento en el que no quede el más mínimo vestigio de que alguna vez hayamos existido.
Mientras tanto, habitamos una pequeña  piedra en medio de la Vía Láctea, la cual es una Galaxia corriente entre centenares de miles de millones de otras.
Si de algo no podemos dudar es de nuestra pequeñez

lunes, 12 de enero de 2015

Estar enfermo es otra cosa



Comentaba hace un tiempo que, aunque administrativa y oficialmente sea lo contrario. yo no soy un enfermo.
Cierto que mi actual estilo de vida es el propio de un enfermo en proceso de convalecencia: Permanencia casi constante en cama, escasas salidas a la calle casi siempre relacionadas con mi terapia de rehabilitación o visitas facultativas.
Pero también el otro día comenté que había pillado un trancazo al salir de casa  durante un buen rato sin suficiente protección.
Así las cosas, no pude celebrar mi cumpleaños como me habría gustado.
Me pasé casi todo el día en cama.
Hace tiempo hablé de mis proyectos de futuro para (  lo que me reste de) mi vida pensando - sobre todo- en trabajar en la creación de conocimiento con mis antiguos colegas galácticos de la UPC.
La asistencia a Congresos internacionales de Astronomía la veo complicada por razones económicas ( al no estar en activo, todos los gastos corren por mi cuenta) y de movilidad salvo que la sede sea la propia Barcelona.
Afortunadamente, Menchu me trajo un pastel y me permitió soplar unas velitas con los comestibles cantándome el cumpleaños feliz.
La Nochevieja en casa de mis suegros fue un poco dramática ya que devoré mucho menos de lo que suelo hacer en estos eventos.
Las campanadas sonaron mucho más rápido que mi capacidad para comer las uvas de modo que al sonar el “feliz año Nuevo” aún me quedaban unas cuantas uvas en el plato
-          Este proceso gripal /catarro/trancazo /llámesele como se quiera, me ha devuelto a la realidad sobre lo que una enfermedad realmente significa: Fiebre, malestar, desgana y dolor generalizados.
-           
-          Papá, tienes hambre?
-          No.
-          Mamá, Papi está muy enfermo!
-          Hacemos los deberes?
-          Papá, haces muy mala cara. Mejor duerme un rato y los hacemos más tarde.
Como cada vez paso más tiempo en salas de espera de centros sanitarios, voy conociendo personas que sí están realmente fastidiadas.
En particular, he podido comprobar cómo muchas personas conviven con el cáncer y otras patologías mucho más graves que la mía.

Reflexionando el otro día concluí que puestos a estar fastidiado, lo mío ya está bien. Podría ser mucho peor.
Aún hecho polvo, Carolina me tomó esta fotografía el día de mi 52 cumpleaños

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