martes, 25 de junio de 2013

Vacaciones de verano



Como cada año por estas fechas, llegan las vacaciones de verano.
Los comestibles ya las comenzaron el pasado lunes, 24 de junio, festividad de San Juan.
Desconozco los planes que tiene Menchu para estas vacaciones. Afortunadamente, cada vez soy menos dependiente  y  eso facilita  las cosas a la familia. De hecho, el pasado fin de semana estuvimos toda la familia en un hotel de Lloret de Mar en la modalidad de todo incluido.
Yo nunca he sido de playa, pues me desesperan el Sol y la arena. Ahora tengo el problema añadido de la movilidad. No obstante, me aseguran que eso no es realmente un impedimento porque hay soluciones para discapacitados.
Mis suegros disponen de una casa en Cambrils pero la playa no está adaptada.
Tradicionalmente íbamos a Austria a la casita de las flores pero el senderismo (ahora lo llaman treking) sí que es realmente un problema ahora para mí.
Además, la casita de las flores no está adaptada a personas con movilidad reducida. Eso se solucionaría fácilmente eligiendo otro alojamiento.
Existe un problema añadido y es que nuestro coche tampoco está adaptado por lo que Menchu tendría que tragarse los 1.300 km de carretera ella solita.
Por lo tanto, habría que elegir un destino diferente de Austria.
Eso no es fácil de solucionar porque otros años lo habíamos mirado y la oferta montañera  en España es realmente escasa y cara. Además, no hay remontes en funcionamiento que te permitan subir a las montañas sin esfuerzo.
También disponemos de una casa (ahora la llaman rural) en Puebla de Sanabria (Zamora) pero el problema del senderismo seguiría pendiente. Tampoco disponemos de vehículo todoterreno para recorrer pistas forestales.
Además, esa casa tiene demasiadas escaleras para mí.
Como ya me muevo caminando por la casa, la anchura de las puertas para que pase mi silla de ruedas ya no es un problema.
En resumen, Menchu y los comestibles harán lo que les apetezca y yo me adaptaré a lo que me diga Menchu.
Tampoco representa un problema que yo me quede solo en Barcelona pues ya lo he hecho en alguna otra ocasión y lo único que necesito es que mi AP se ocupe de mis necesidades básicas.

Lago de Sanabria, cerca de Puebla       


Santi en 2008 en la cima del Wurmkogel (3.082m) (Tirol, Austria)

sábado, 8 de junio de 2013

Animales de compañía

Se cumplen hoy 20 años de la pérdida de un gatito con quien conviví 15 años y aprovecho para recordarlo y hablar de otros animales de compañía así como de mis mejoras de salud.

Como ya he entrado en la sexta década de vida, creo que ya me ha llegado la edad de explicar batallitas.

También aprovecho esta ocasión para ilustrar mis mejoras de salud con una anécdota de la vida real.

En cuanto a batallitas, comenzaré recordando a un compañero de trabajo (F. Lluch), ahora fallecido, que explicaba muchas una de las cuales tiene que ver con el título de esta entrada. Hijo de un anarquista asesinado, nunca perdió su carácter revolucionario y era, además, amigo de frases lapidarias .Una de ellas era que los empleados de la empresa éramos animales de compañía, en el sentido de que fuera de una Compañía como la que trabajábamos estábamos perdidos profesionalmente. No comprendí el amplio sentido de esta frase hasta que  estuve en nómina del INEM.

Otra de sus frases lapidarias era: Hay dos formas de hacer las cosas: Bien y como siempre.

En cuanto a batallitas,  acaso la más famosa era la de la impresora fantasma y la chica bien dotada. Como técnico que era del servicio de atención a clientes, lo enviaron a reparar una impresora que escupía papel en blanco sin motivo aparente. Al llegar al cliente, pidió a la administrativa que utilizaba dicha impresora que reprodujera la situación para tratar de averiguar qué podía estar pasando y así lo hizo.

Cuando hubo terminado de imprimir, la señorita se acercó a la impresora para cortar el papel.

Fue entonces cuando Lluch descubrió la causa de la expulsión absurda de papel por parte de la impresora: Resultaba que el enorme busto de la chica se apoyaba sobre el teclado de la impresora (las impresoras antiguas tenían teclado) pulsando la tecla de extraer papel

Y

¿Por qué vengo hoy a citar esto?

Se cumplen hoy 20 años que perdí un animal muy querido: Mi gato Miringuito.

Y aprovecho la ocasión para hablar también de otro animal presuntamente de compañía: Peni, de la especie canis familiaris.

No obstante, el sentido de la compañía es que los humanos tenemos que hacerle compañía a ella y no al revés

Y

¿Qué tiene esto que ver con mis mejoras de salud?

Ya he comentado en alguna otra ocasión  que con frecuencia me preguntan si duermo bien. Lo cierto es que sí, hasta el punto que he dejado de tomar el somnífero que tomaba sin notar la diferencia.

Toda la vida he tenido un sueño extremadamente profundo y el pasado martes 23 de abril pude comprobar que, a pesar de mi lesión cerebral, eso no ha cambiado.

Resultó que Carolina se quedó a dormir en casa de mis suegros. Como Peni no deja de ser un perro, fue inútil explicarle por qué la nena no venía a hacerle mimos. Así que pilló el correspondiente enfado y se pasó toda la noche aullando y ladrando a la puerta de la habitación de Carolina, contigua a la nuestra. Por lo que me ha contado Menchu (yo no recuerdo nada), yo llamaba a Peni y hasta la mandaba callar (“cállese perra”).

Incluso chasqueaba los dedos. Pero ni caso.

Mi acción sólo sirvió para que Menchu se sintiera acompañada en aquella desagradable situación.

Puesto que a la mañana siguiente no recordaba absolutamente nada del hecho, deduzco que en ningún momento me llegué a despertar.
Aunque tengo muchas fotos de Miringuito, no dispongo de ninguna en formato digital, de modo que me he visto obligado a buscar una imagen de un gato cartujo azul y aquí tengo lo más parecido que he encontrado a mi gatito y compañero de habitación durante 15 años.

Con lo que queda demostrado que la profundidad de mi sueño sigue sin verse alterada a pesar de la lesión




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