El vascu y la Bascu

En estos tiempos de obligada estupidización del lenguaje he encontrado un ejemplo que no forma parte del proceso de estupidización sino que va con los artículos correctos.Los dos apócopes que titulan esta entrada llevan el artículo correcto porque uno hace referencia a de mi médico Vascular (Dr. Puigmacià)  y el otro a mi médica rehabilitadora (Dra. Bascuñana) que, utilizando los correspondientes apócopes de cada uno, dan lugar al título de esta entrada. Es así como el pasado martes 15 de junio tuve visita con el vascu quien me dijo que estaba incluso mejor que en la visita anterior. Al parecer, tanto la dieta que sigo como el anticoagulante prescrito (lixiana) parece que están surgiendo el efecto buscado y mi fábrica de trombos ubicada en mi arteria femoral izquierda presenta un aspecto inmejorable que invita a pensar que mi episodio trombótico que dio lugar al ictus en 2009 y al TEP en 2018 está completamente superado .

Lo que también sucede es que la causa por lo que se me producen esos trombos ni la sabemos ni la sabremos nunca. Eso es algo que me obliga a tomar anticoagulantes de por vida.

Respecto a mi visita trimestral con la Dra. Bascuñana (la Bascu) tuvo lugar según lo previsto el pasado 30 de junio y, aunque ella está de baja por enfermedad, me atendió su sustituto (el Dr. Rodríguez) quien me aplicó el mismo tratamiento de toxina botulínica que ella me aplica.

Como tienen ambos por costumbre, también me pesaron comprobando  que realmente me he adelgazado tal y como me dice todo el mundo que me ha visto recientemente después de un largo  tiempo sin verme.

Lo cierto es que mi AP me controla mucho la dieta y yo no paro de quejarme de que me mata de hambre.

Aún así no es para tirar cohetes porque continúo en 92 Kg, que sigue siendo demasiado aunque lejos de los 105 que llegué a pesar hace un año.

También sigo con mi costumbre de caminar diariamente una hora en la piscina  e ir de mi casa a trace (y vuelta) también caminando, trayecto que me lleva media hora.

Además, la actividad de passejades de trace me obliga a caminar lo que corresponda según el plan del día.

A veces, no obstante, los terapeutas me obligan a ir en silla de ruedas para que el resto del personal no se vean obligados a esperarme constantemente, ya que camino muy lentamente.

Cuando salgo con la familia, no puede venir Peny ya que necesita controlar a su manada y mi lento caminar la obliga a ir hacia delante y hacia atrás constantemente.

Desde que la Bascu me comenzó a tratar con toxina allá por enero de 2012, conseguimos en la extremidad superior izquierda (ESI) separar el brazo izquierdo de mi pecho y en la inferior (EII) estirar la pierna izquierda  hasta poder caminar.

Sin embargo, el estiramiento de mi la EII llegó a un límite y la Bascu me desvió a cirujía para estirar la pierna mediante tendotomía.Desde entonces, (septiembre de 2016) ya no ha sido necesario volver a infiltrar la EII.

He conocido pacientes que salieron de Guttmann con la tendotomía ya practicada por lo que comenzaron a caminar mucho antes que yo

.Es por eso que si el lector es paciente de ictus y le han propuesto tendotomía, no lo dude que verá como mejora.

Lo que ya es otra historia es el movimiento voluntario de la ESI pues, aunque se consiga separar el brazo del pecho y abrir la mano, el cerebro sigue sin enterarse de que tienes ahí una ESI por lo que no le da la orden de moverse.

Los fisioterapeutas te estiran la ESI todo lo que pueden hasta hacerte daño con el fin de informar al cerebro de la existencia de esa extremidad.

A veces, al ver la cara de dolor que pones, los fisios te preguntan si te hacen daño.

He conocido pacientes con hemiparesia por lo que no tienen ninguna clase de sensibilidad.

Una paciente de la uen que la padecía y era fumadora, me contó que una vez llegó a quemarse con el cigarrillo sin darse cuenta.

El efecto de la toxina dura entre dos y tres meses por lo que es necesario continuar infiltrando periódicamente.

El sistema vascular humano ( y de cualquier cordado) alimenta las células de los tejidos vivos