sábado, 25 de octubre de 2014

Sonrisas y lágrimas

Es el título de esta entrada la desafortunada traducción del ídem de una película originalmente titulada “the sound of music”.
A lo largo de mi proceso de rehabilitación, pocas sonrisas ha habido y sí muchas lágrimas.
Si bien he sido casi siempre testigo de las primeras, casi nunca lo fui de las segundas.
Básicamente lo conozco por lo que me han contado.
Sí vi llorar a Menchu  cuando recordaba las primeras horas de mi accidente.
También la primera vez que sufrí un ataque de epilepsia, motivo por el cual comencé a tomar medicación preventiva.
Luego he descubierto que la mayoría de lesionados cerebrales (descerebrados) estamos obligados a tomar anti-epilépticos de forma preventiva y, según me dijo la Bascu, deberemos tomarlos al menos durante 20 años.Corría por ahí la leyenda que con dos años era suficiente pero conozco, por ejemplo, el caso de Toni que sufrió un ataque de epilepsia a las pocas semanas de comenzar a dejar la medicación
De lo sucedido mientras estuve entre aquí y allá, nada supe hasta que me lo contaron.
Conociéndolas, puedo imaginar el drama de mi hermana Clara y mi madre y asi me lo han confirmado.
De mis hermanos, Ignacio y Manuel, todo lo que se  es porque me lo han contado.
Cuando mi hermano ignacio venía a darme de comer con su habitual " Hola Santi, soy Ignacio. Tienes hambre?, a veces me contaba: Ha venido a verte Fulano. Debe de apreciarte mucho porque ha salido llorando.
Debe tenerse presente que yo soy el hermano más pequeño y mis hermanos siempre me han mimado como a tal, por lo que también puedo imaginar lo mal que lo pasaron.
Como todo sucedió en verano, se quedaron sin vacaciones en 2009.
Me explicó por ejemplo mi madre que se encontró un día a mi hermano Manuel por un rincón llorando como un niño, de modo  que le preguntó:
-         ¿Qué te pasa Viejo? (así le llamamos)
-         Ay Mami que el Santi se muere. Ya estaban todos clavándole los clavos a la caja.
-         No Viejo, no te preocupes.  Eso son cosas de Clara! Ya verás cómo se recupera.
-         No, Mami que lo han dicho los médicos y Menchu también lo ha dicho.
Como no podía ser de otra manera, también los comestibles lo pasaron mal sin saber si volverían a ver a su padre. En su caso, además había el añadido de que no les dejaban entrar a verme, como sucede en todos los hospitales con los niños.
También mi suegro Ernesto me tiene contadas anécdotas del sufrimiento de los familiares de otros pacientes que estaban en la sala de espera, muchos de ellos con peor suerte que yo.
En cuanto a sonrisas, supongo que pocas hubieron, y, en todo caso, no me lo han contado.
Imagino que  sí hubo algún comentario surrealista de Santi, como tiene por costumbre.
De la sala de espera, dudo que hubiera ningún grasiosso como suele suceder en situaciones dramáticas.
Mención aparte merece una situación verdaderamente absurda protagonizada por mi compañero de habitación de la Guttmann durante casi toda mi estancia: El señor Jaume B. quien había sufrido un accidente doméstico cayéndose por las escaleras de su casa.
De edad avanzada, siempre se quejaba de que tenía frío y pedía a sus familiares que subieran la calefacción, cosa que hacían poniéndola al máximo, con lo que yo me asaba de calor.
Cuando indicaba a los enfermeros que bajaran la calefacción porque tenía calor, el Señor Jaume decía: “Quina sort tens nano, jo estic glaçat”.
Completamente desorientado, el señor Jaume estaba convencido de que estábamos en la cárcel y por eso no podíamos salir. A veces me decía: “De la presó no es pot sortir, oi?
Sin embargo, la absurda situación a que vengo a referirme es que un día, convencido de que se tenía que ir de viaje a Londres, se fue a la isleta de enfermeras a reclamar sus billetes. Yo no lo vi pero mucho nos reímos cuando lo contaron sus hijos Jaume y Gemma.




Otra coincidencia con la historia de “Sonrisas y lágrimas” son los tiempos que corren.


Ya he comentado en varias ocasiones mi actual costumbre de tragar mucha tele.


Muchos de los reportajes que se ofrecen últimamente tratan sobre el advenimiento del nazismo en la Europa del primer tercio del siglo XX.


Cuando los veo, no puedo dejar de identificar aquel hecho histórico con el ambiente social que se vive actualmente en Catalunya.





Es por eso que la huida de Austria de la familia Trapp a través de los Alpes me hace pensar que nos toque a nosotros lo mismo si llega a materializarse una Catalunya Independent con un narco-Estado propio (propiedad de la familia Pujol i Ferrusola) y sin leyes (Oriol Junqueras dixit).

3 comentarios:

  1. HOLA SANTI.- NO ESTOY NADA DE ACUERDO EN QUE TE DIGAS DESCEREBRADO, PUES ESCRIBES DE FORMA MAGNIFICA CON UNA GRAN MEMORIA QUE MUCHOS QUISIERAN, O QUISIERAMOS.
    COMO SABES YO TAMBIEN PASE LO MIO, PERO YA HACE 34 AÑOS.
    MAS RECIENTE CUANDO ME ROMPI EL FEMUR, ME OPERARON EN EL CLINICO PERO LUEGO ME TRASLADARON AL DURAN Y REINALS PARA LA RECUPERACION- TENIA EN LA MISMA HABITACION UN COMPAÑERO
    -QUE NO RECUERDO SU NOMBRE- QUE SE PUSO UNOS PANTALONES MIOS Y MERCHE LE LLAMO LA ATENCION, TAMBIEN ABRIO MI ARMARIO
    Y AL RECRIMINARSELO CONTESTO " NO PUEDO NI ABRIR EL BALCON DE MI CASA"
    FINALMENTE DECIRTE QUE YO CREO ES MEJOR NO TOCAR ESTOS ASUNTOS DESAGRADABLES PARA TODOS, PERO ESPECIALMENTE PARA NOSOTROS LOS AFECTADOS
    UN ABRAZO
    Manel

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    1. Gracias Manel por tu comentario.
      Ciertamente, cuando te hospitalizan sufres una fuerte desorientación que te hace olvidar dónde estás.
      Si además, la causa del internamiento es una lesión cerebral, llega un momento que no sabes ni dónde estás, ni qué estás haciendo allí.
      Estoy de acuerdo en que estos temas, mejor no tocarlos pero quise recordar anécdotas de mi proceso.
      Un abrazo.
      Santi

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  2. Hola Santi,
    creo que te conozco de vista de TRACE, me gustaria saber si tu actualmente sufres crisis epilépticas, igual a causa de algun medicamento. Yo soy epiléptica pero lo controlo con medicación. Un ictus debe ser muy duro, las familias sobretodo lo pasan muy mal. Yo empece las crisis con 20 años ¿y tú el ictus? ¿has mejorado bastante desde entonces? Tengo 26 años ahora y mi vida ha cambiado bastante. Me gustaría saber más cosas sobre ti Santi, muchos besos de Claudia.

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