sábado, 20 de diciembre de 2014

Blogueo, luego existo

Por si alguien aún no lo sabe (cosa que dudo), el término blog es el neologismo equivalente a los antiguos cuadernos de bitácora que los capitanes de barco llevaban a bordo y escribían a modo de diario. Es una contracción de los términos ingleses: Book (libro) y log (registro): Búklog =blog. Al estilo inglés en que convierten cualquier sustantivo en un verbo, “to blog”, también en español lo podemos verbalizar convirtiéndolo en verbo de la primera conjugación: bloguear. Al término log me acostumbré en mi época de Ingeniería de Sistemas pues un log era lo que debías generar para entender un posible problema que estuviera sucediendo. Una de las reflexiones que recuerdo más me llamó la atención en el bachillerato cuando comencé a estudiar filosofía fue el planteamiento que liga la existencia al conocimiento. Es decir: Nada existe si no es conocido por alguien. Acaso lo lleve escrito en mis genes de forma equivocada pero para mí la existencia de las cosas es absoluta y no necesita ser conocida para tener lugar. Esta forma de pensar me llevó muchos años más tarde a comentarlo con mi profesor de Física Cuántica el día que nos explicó el Principio de Incertidumbre de Heisemberg. Una vez nos contó la imposibilidad de conocer simultáneamente la posición y velocidad del electrón, levanté la mano y pregunté: Pero aunque nosotros no lo conozcamos, el electrón estará en algún sitio y tendrá alguna velocidad. Sin dudarlo, el profesor me respondió tajantemente: “Eso será si cree usted en Dios. Como este profesor (Dr. Garrido) tenía fama de haber protagonizado algunas salidas de tono y toda la clase estalló en carcajadas, supuse en ese momento que se trataba de otra de sus anécdotas. Tardé muchos años en darme cuenta que su respuesta era realmente la correcta y el equivocado era yo. De mayor he escuchado razonamientos de lo más variado respecto a lo que significa ser o existir:
 -Eres lo que comes. Desde un punto de vista bioquímico es exacto.
 - Eres lo que pareces. Esta me parece una burrada aunque muy apropiada para la sociedad de las apariencias en que vivimos.
 - Ser es ser visto. Le pasa lo que a la anterior.
 - Eres lo que haces. Esta es con la que más me identifico. En el fondo es una actualización de la conocida enseñanza de un joven rabino de oficio carpintero que vivió en la provincia de Galilea del Imperio Romano a principios de nuestra era: “Por sus obras los conoceréis”. . Quienes, por la razón que sea, tenemos tan limitada la movilidad que nos obliga a estar en casa de forma casi permanente y, además, casi todas nuestras salidas físicas están relacionadas con nuestro proceso de rehabilitación,
encontramos en Internet nuestra única ventana al mundo. Si yo gozara de toda la sabiduría que me gustaría tener, podría escribir joyas literarias que expondría de forma inmediata al mundo a través de las herramientas telemáticas que tenemos a nuestro alcance.
- Diríamos en este caso: eres lo que blogueas.

 Pero como no es así, me veo en la necesidad de copiar y pegar a León Felipe:

 ¡Qué lástima que no pudiendo cantar otras hazañas,

 porque no tengo una patria, ni una tierra provinciana, ni una casa solariega y blasonada

, ni el retrato de un mi abuelo que ganara una batalla

 ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada

, y soy un paria que apenas tiene una capa... venga, forzado,
a cantar cosas de poca importancia! 

Es en este libro donde Descartes escribió su famoso "Cogito ergo sum"


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