31 años

Como cada 13 de octubre, hoy toca dedicar la entrada a mi mujer y a mí por ser nuestro aniversario de bodas. Esta vez, el título indica los años.

Si hubiéramos ido por feina desde el principio ahora mi hija podría tener treinta años en lugar de veinte como tiene.

Nos casamos el trece de octubre de 1990. Hace hoy treintaiún años.

Debe reconocerse que , vistos los tiempos que corren nuestro caso es totalmente anacrónico, propio del siglo XIX y no del XXI.

Cierto que nos casamos en el XX pero ya entonces lo normal entre las parejas era iniciar la convivencia mucho antes de casarse y, sólo si veían que la cosa funcionaba, pasado un cierto tiempo decidían casarse. Normalmente cuando comenzaban a llegar los hijos o, simplemente, para disponer de un par de semanas de vacaciones en el trabajo.

En la actualidad, pocas son las parejas que deciden casarse antes de iniciar la convivencia y muchas las que se divorcian pocos años después de casarse con lo que queda demostrado que  el matrimonio es la primera causa de divorcio. Obviamente, divorciarse antes de casarse es una imposibilidad legal, si bien sí que hay muchas parejas que se separan antes de llegar a casarse, con o sin hijos.

No es objetivo de este blog analizar la extensa casuística de relaciones entre parejas - ni siquiera entre aquellas en que uno de los cónyuges ha sufrido un dca- así que me centraré en nosotros dos y nuestra sociopatía que nos llevó a hacer lo contrario de lo que hacían la mayoría.

Otro aspecto a añadir es el de la vivienda. Lo habitual entre las parejas es hipotecarse  a décadas nada más casarse para adquirir primera, segunda y tercera residencia, además de coche 4x4 -preferentemente de fabricación alemana- y otros artículos.

Así que en lugar de hipoteca, nos fuimos de alquiler y tampoco compramos coche. De manera que vivíamos excluidos de la sociedad: Sin piso de propiedad y también sin coche.

El problema de carecer de coche para mí era la absurda jornada del día sin coches que me obligaba a alquilar uno para poderla boicotear adecuadamente.

Algún viaje que realizamos por carretera también alquilamos coche.

Un día hice los cálculos con un cliente y la posesión de un coche con todos sus gastos derivados (  compra, aparcamiento, seguro, mantenimiento, etc.) resultaba más costosa que alquilar coche todos los fines de semana del año.

En la jerga actual lo llaman "car-sharing" pero nosotros lo descubrimos treinta años antes.

Mientras tanto, el precio de la vivienda ya se había desmadrado y aún continuó desmadrándose, proceso que, a mi juicio, nunca terminará ya que se ha demostrado que es la única forma más o menos segura de ahorrar para la vejez, al menos en países civilizados.

En la narco-república chavista de Venezuela, sólo puede ahorrarse comprando pisos en el extranjero pues una vivienda es un bien que no puedes llevarte bajo el brazo cuando te ves obligado a abandonar tu país por falta de alimentos.

Familiares míos residentes en Venezuela, ahorraron durante años adquiriendo viviendas en España y ahora han podido retirarse de forma más o menos cómoda.

Otros que no lo hicieron han tenido que abandonar  el país con una mano delante de la otra y tras medio siglo de trabajar como esclavos están igual o peor que antes de irse para allí.

Los que tenían vivienda propia en Venezuela, ya ni se atreven a ir a ver lo que fue su hogar durante años.

Yo tuve la fortuna de que mi madre llevara muy mal el calor y mis padres decidieran volver a España  antes del derrumbe de aquel país.

Años después sí nos compramos un coche 4x4 pero de fabricación checa, no alemana

Evitar gastos en hipotecas y coches nos permitió realizar muchos viajes, como éste a Colombia durante los juegos olímpicos de 1992 en Barcelona