Vaya por delante que si
el lector es experto en antropología evolutiva, no sólo no le voy a contar nada que no sepa ya, sino
que, además, de aquí a unas líneas estará riéndose de mi ignorancia al
respecto.
Mientras- ajenos a la
realidad- Estado y Generalitat echan un pulso a ver quién de los dos es más
chulo, la Tierra sigue girando y trasladándose alrededor del Sol y quienes
habitamos en este trocito de la superficie del planeta que llamamos España seguimos
con nuestras historias personales. Por ejemplo, yo continúo con mi
neurorehabilitación y escribiendo este blog (que también forma parte de mi
rehabilitación).
Así que vamos allá:
Hace unos días especulaba yo con la posibilidad de que el nacionalismo tuviera causas
genéticas porque parece que el
sentimiento de pertenencia a una tribu, debería ser una ventaja evolutiva.
Ahora voy a hablar de otros
aspectos evolutivos que me son más próximos.
Como últimamente trago mucha tele, no es extraño que vea
algún reportaje sobre la evolución de la Humanidad.
Si tales reportajes se aproximan a la realidad, parece ser que el ser humano comenzó su más importante salto evolutivo en el momento que se irguió sobre sus extremidades inferiores liberando las superiores para tareas más desarrolladoras del intelecto.
Consecuentemente, el uso de las manos empujó a nuestro
cerebro a desarrollarse y éste dedicó al manejo de nuestras manos un sustancial
número de neuronas.
Por este motivo, cuando se sufre una lesión cerebral, es estadísticamente más probable perder neuronas que tienen como función el manejo de las manos y extremidades superiores que no otras.
Precisamente por eso, la tarea de recuperación de la movilidad manual es la más complicada en cualquier proceso de rehabilitación tras una lesión cerebral.
Lamentablemente, no existen fármacos ni fórmulas mágicas que
permitan regenerar neuronas según nuestras necesidades, si bien sí es cierto
que los terapeutas recomiendan la ingesta de omega 3 ya sea vía fármaco o mediante consumo de alimentos que lo contienen como el
pescado azul o los frutos secos .
Obviamente, cuando un neurocirujano interviene en un
cerebro, intenta causar el mínimo daño en la masa encefálica a tratar y no se
entretiene en pensar qué secuelas tendrá el paciente dependiendo del punto en
que clave el bisturí.
Análogamente, si la lesión es consecuencia de un proceso
infeccioso – como fue en parte la mía- bacterias y virus sólo buscan
reproducirse y no están especializados en dañar un tejido u otro.
Otra teoría evolutiva de la especie Humana nos la ofreció hace años La Trinca, si bien, dependiendo de la asociación que se haga del tubérculo protagonista de la canción, esta teoría sería válida para todas las especies de mamíferos.
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