martes, 14 de febrero de 2012

El día de los enamorados


Al igual que hace un año , me siento en la necesidad de dedicar mi entrada de hoy a la persona de la que me siento profundamente enamorado: Mi queridísima esposa y madre de mis hijos, Menchu.
No es para nosotros sólo el día oficial de los enamorados. También es el aniversario de la primera vez que salimos juntos: Un 14 de febrero de 1988. Se cumplen hoy, por tanto, 24 años. Fue circunstancial esa fecha pues fue el primer domingo desde que nos habíamos conocido, el domingo 7 de febrero de ese año.
Es Menchu, además de guapa, una persona encantadora, inteligente, cariñosa, simpática, vamos, la mujer perfecta .

Menchu y yo en el aparcamiento de El Tarter (Andorra) un fin de semana diferente al que nos conocimos pero también de 1988

Mucho ha sufrido Menchu por causa de mi accidente y sigue sufriendo mi lenta rehabilitación.
Además de dos hijos maravillosos, me ha dado lo mejor de su vida, su juventud y sus mejores años.
Ahora además comienzo a tomar consciencia de que, si sigo vivo, es también gracias a ella y tiempo hace que me di cuenta que sin ella nunca habría terminado mi tesis doctoral.



jueves, 9 de febrero de 2012

Germanofilia



Será por deformación profesional ya que fui profesor de Cálculo diferencial e integral pero  yo creo que nuestra vida en particular y el mundo en general son la suma infinita de acontecimientos infinitamente pequeños.
Así, hechos objetivamente irrelevantes si se consideran de forma aislada son los que van configurando nuestra existencia y afectando positiva o negativamente a las personas que tenemos próximas.
Sucedió hace muchos años en mi vida que era el primer día de clase de segundo curso de la Licenciatura de Físicas. Aunque yo solía ser puntual, aquel día no sé por qué llegué tarde.
La clase de Métodos Matemáticos de la Física II ya había comenzado y pocos asientos quedaban libres. Me fijé que quedaba uno en la segunda o tercera fila y fui allí a sentarme. Tenía al lado a Juan A.A.H. un compañero que conocía de primer curso y que me constaba era buen estudiante. Precisamente por llegar tarde, lo primero que le pregunté era sobre de qué iba aquella clase. Me lo indicó y ambos procedimos a prestar atención a las explicaciones del profesor.
Se daba la circunstancia que Juan era un hispano-alemán hijo de español y alemana y  nacido en Munich y que había cursado sus estudios en el Colegio Alemán de Barcelona. Ahí comenzó una amistad que habría de durar toda la carrera.
Como Juan era buen estudiante, puse en práctica aquello que se decía entonces de “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”. Esa frase hace tiempo que dejé de escucharla. Creo que lo que pasa es que ya no quedan árboles, ni buenos ni malos.
En mi vida profesional, tuve de buen árbol a F. Iglesias en mi primera etapa y, años más tarde, a Oscar S.
Yo me beneficiaba del saber de Juan y de sus impecables apuntes, conocidos en toda la Facultad por su pulcritud. Juan se beneficiaba de mi proximidad en que, de alguna manera, le hacía de secretario y de relaciones públicas.
Juan no tenía demasiados amigos en la Facultad a pesar de tener un trato muy agradable aunque supongo que existía una diferencia cultural- germánico él, mediterráneos los demás- que lo convertían en poco simpático. Su forma cuadriculada de pensar era, no obstante, una ventaja para unos estudios tan racionales como los de Física.
Aunque nunca he sido de carácter extrovertido, en la Facultad de Física me comportaba como si  fuera un relaciones públicas. En el país de los ciegos, el tuerto es el rey” dice la sabiduría popular.  Así que Juan se beneficiaba también de las relaciones humanas que yo le aportaba.
 Creo que nunca llegó a considerarme verdaderamente su amigo pero me hacía partícipe de sus aficiones germanófilas. Después de todo, el Alemán era su lengua materna y Alemania su país de origen. En aquellos tiempos, para mí los alemanes eran unos malvados  de los que nada bueno se podía esperar. El cine me había, sin duda, manipulado y, además, mi vecina de abajo era una alemana (mein Führer) de carácter insoportable. De modo que mi actitud inicial hacia Juan fue de rechazo. No se podía confraternizar con el enemigo. Con el paso de los años, no obstante, aprendí que, en lo que a Juan se refería, la maldad de los alemanes era un tópico que no se correspondía con la realidad. Tampoco su supuesta carencia de sentido del humor y su presunta personalidad fría y metálica.
Poco a poco fui aprendiendo aspectos positivos de los teutones muy alejados de lo que Hollywood y mi vecina de abajo nos enseñaban. Ese cambio de perspectiva respecto de los alemanes lo habría de volver a experimentar yo muchos años más tarde respecto de los franceses.
Así, con el paso de los años me he vuelto, no sólo germanófilo, sino también afrancesado. Supongo que eso me convierte en anglófobo  y puede que también en antisistema, marginado, inadaptado. Y puede que hasta en sociópata e- incluso- en antisemita. Así son los prejuicios y los  estereotipos.
Juan me transmitía su interés por la cultura alemana y llegó a apuntarme en la coral del Colegio Alemán de Barcelona. Yo no sabía ni Alemán, ni música pero era una actividad interesante y me contagió el interés por lo alemán, lejos  de la maldad que nos mostraba el cine y de la antipatía de mein Führer. Lo cierto es que en la coral nos reíamos mucho y llegué a aprender algo de música y palabras sueltas en Alemán:”zu spät” (demasiado tarde)”noch ein mal” (otra vez).
Así fue transcurriendo mi carrera. Yo, germanizándome y aprendiendo Astronomía que es lo que siempre había querido (la Astronomía, no la germanización, esto último fue más bien inesperado pues mein Führer me había hecho  a los alemanes aún más odiosos de lo que me había manipulado el cine).
Una vez terminada la carrera, comencé los estudios de doctorado.
Eso me llevó, en el verano de 1987, a Austria a un curso de verano  en un pueblito del Tirol llamado Alpbach. Los españolitos que fuimos al curso éramos los únicos que nos lo pagamos de nuestro bolsillo, cosa que les dio mucha pena a los responsables de la Agencia Espacial Austríaca (ASA), organizadores del curso.
Además, en Alpbach aprendí lo que es la belleza de lasa montañas del Tirol y me cautivó el lugar
Unos meses después de regresar de Austria, descubrí con agradable sorpresa un ingreso de la ASA en mi cuenta corriente por los gastos de mi viaje. Ese ingreso junto con mi admiración por los paisajes del Tirol provocó mi afición por Austria que me ha acompañado desde entonces.
De hecho, una de las pocas asociaciones a las que he pertenecido era Amics d’Àustria. Asociación que no sé si aún existe pero de la que llegué a pagar varias cuotas y con la que llegué a realizar un curso de Alemán en Graz (Deutsch in Graz).
También antes de nacer los comestibles Menchu y yo solíamos ir cada año a esquiar a Austria o Suiza. Luego, cada año hemos ido con los comestibles a pasar las vacaciones a Austria, generalmente, a Sölden a Haus Sternberger a la que Carolina llama cariñosamente La Casita de las Flores por sus muchas flores colgando de los balcones, típico de la mayoría de casas rurales del Tirol.
Como cada año, el del accidente teníamos también previsto ir a La Casita de las Flores cosa que supongo quedó grabado en mi subconsciente porque yo pensé, durante todo mi internamiento, que estábamos en Austria y a veces llamaba al personal sanitario en alemán.
Mi afición por lo alemán me llevó a matricularme de ese idioma en el Instituto Alemán y así fui superando cursos hasta superar el ZMP. En el Instituto Alemán tuve por compañeros y profesores ex- alumnos o ex profesores de la Escuela Suiza de Barcelona que me causaron muy buena impresión y acabaron determinando la escuela a la que he enviado a mis hijos a quienes me refiero en este blog como los comestibles.  Una de mis primeras preocupaciones al sufrir el accidente fue tratar de recordar lo que sabía de Alemán. La primera persona con quien lo puse en práctica fue mi amigo Thomas, papá de Victoria y Guillermo del colegio de los comestibles. Descubrimos con sorpresa para ambos que no sólo me podía expresar en Alemán sino que le expliqué mi recuerdo de intento de salida del garaje.
Se da la casualidad de que una profesora que tuve se llamaba Annette Guttmann, que, además es la mamá de Sofía, compañera de clase de Santi.
No sé si sería cuando me dijeron que iba a ir a la Guttmann pero recuerdo que soñé que Annette era una enfermera que me atendía.
Posteriormente coincidí con varios pacientes con los  que pude practicar el alemán: En la Guttmann, Kristen de Heidelberg y Roland de Karlsruhe,
Tenía una buena relación no sólo  con ella sino también   con su marido Ray y sus padres Singe y Jan, con quienes también hablaba en alemán. .
Valeria (colombiana de padre suizo, atropellada en Barcelona durante unas vacaciones).
Con Kristen y con Roland, traté de averiguar cómo se decía en alemán lo que me había pasado.
Con Kristen intenté averiguar cómo se decía en alemán lo que me había pasado. De Kristen creí entender que había sufrido un Kopfschlaganfall, que vendría a traducirse por accidente de golpe en la cabeza. Luego Roland me dijo que schlag significa golpe pero también puede traducirse por ataque, así que Kristen debía haber sufrido lo mismo que yo: Un accidente vascular cerebral, o un ataque a la cabeza. De hecho, en el diccionario, schlaganfall aparece como síncope.
Nunca entendí por qué había venido a curarse a España en lugar de hacerlo en Alemania, pues para sus padres era un engorro venir desde Heidelberg a verla.
Con Roland aprendí que lo que yo había sufrido también podría denominarse Gehirn infarkt (infarto cerebral) y ése es el término que utilizo cuando se lo explico a mis amigos alemanes. Desconozco completamente si el término ictus significa algo en Alemán

Varias veces hemos ido con los comestibles de vacaciones a Austria o Suiza, y antes de tenerlos Menchu y yo solíamos ir a esos países a esquiar. En Austria, íbamos a Sölden a Haus Sternberger  a la que Carolina llama La Casita de las flores, por sus muchas flores colgadas en los balcones, típico de las casas del Tirol.
Así las cosas, con el paso de los años, he ido germanizándome y germanizando a mi familia, hasta el punto de llevar a mis hijos a una escuela donde la lengua vehicular es el alemán.
Supongo que en uno o varios momentos, mi madre me explicó alguna perrería que le había hecho mein Führer porque yo soñaba constantemente con ella y la veía en mis sueños fastidiándome y complicándome la recuperación. Un día se lo expliqué a mi hermana Clara y me dijo: mein Führer está en su casa y por aquí no ha venido, pero yo no sé qué me contaría mi madre porque en mis sueños también aparecían sus hijos. A Clara llegué a decirle que uno de los hijos me había atendido pero me respondió que no trabajaban allí.
Pero líbreme Dios de acusar en falso a mi propia madre pues estoy partiendo de un supuesto del que podría ser, acaso, tal vez.
Suponiendo que recuerde bien lo que soñaba y que mis sueños estaban realmente relacionados con lo que me contaban quienes me visitaban sería correcto lo que he dicho más arriba. Pero eso no deja de ser un supuesto muy supuesto con escasa probabilidad de ser real.
Sobre el multilingüismo, no sé qué filósofo europeo ha definido lo que él llama lengua personal adoptiva , pues nos dirigimos a un mundo donde el inglés es cada vez más necesario pero menos suficiente. En mi caso, está claro que mi lengua materna es el castellano, el catalán lo he aprendido en la calle, el inglés en el colegio y leyendo mucho, el Francés, trabajando en una empresa francesa 15 años y mi lengua personal adoptiva es, obviamente, el alemán.
Algún día nuestros hijos se preguntarán ¿por qué nuestros padres nos mandaron a la Escuela Suiza? Respuesta: porque papá llegó tarde a clase el primer día del segundo curso de la licenciatura de Ciencias Físicas.
Raras veces he necesitado utilizar el idioma alemán, salvo cuando hemos ido por esas tierras de vacaciones.
Ahora me sirve para hacer los deberes con los comestibles y también lo utilizo esporádicamente en este blog.
En la sociedad laicista en que vivimos parece que ofende mencionar el nombre de Dios.
Por eso utilizo expresiones equivalentes en alemán:
Gott sei Dank: Gracias a Dios
Wenn (es) Gott will: Si Dios (lo) quiere
También durante unos meses trabajé para una empresa alemana vendiendo aquí su software.
Aún conservo amigos de allí con quienes esporádicamente chateo en Facebook

Nicht alle waren mörder (no todos eran asesinos) explica  en primera persona las vivencias de un niño judío y su madre en la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Como su título indica, da una visión positiva de la situación en la que, a pesar de todo, se  encontraban ambos y ambos sobreviven a la guerra. No así el padre/esposo que fallece de enfermedad en un campo de concentración.

Díscúlpeseme ahora echar una de arena después de haber echado la de cal.
Esto es:
Cuando se conoce a mein führer y se la tiene de vecina de abajo durante varias décadas se comprende que aquel actor fracasado nacido en Austria y que ejerció de cabo del ejército alemán durante la primera guerra mundial se encontró con un sustrato social receptivo a sus delirios.
Ciertamente pues, no todos fueron asesinos pero sí tuvieron que haber muchos colaboradores necesarios.

Finalmente, creo que sí procede en esta entrada animar a Mariano que se convierta en Deutschsprechendegrupführer y nos brinde a los usuarios de T.R.A.C.E. la oportunidad de practicar la lengua de Göthe.

Adendum:                                                                                    Martes 14 de febrero de 2012
Sí recuerdo de mi estancia en el hospital que yo estaba convencido de estar en La casita de las Flores y llegué a preguntarle a una terapeuta si realmente vivía en Hauss Sternnberger, a lo que me respondió: No, yo soy de Bellvitge.
Finalmente, mi amigo Thomas me ha explicado que lo que yo tuve fue un Schlaganfall, que es como se dice ictus en alemán, igual que Kristen .Buscando mucho en internet, he aprendido que en Inglés, stroke es un derrame cerebral.

Permíaseme finalmente volver a agregar otra de cal después de la de arena.
Y es que cuando se conoce a un teutón encantador Thomas T. cuesta imaginar que sus progenitores fueran unos monstruos como mein Führer, digna de todos los tópicos sobre los alemanes. No creo que ella llegue a leer nunca estas líneas pues no la imagino navegando por internet pero acaso sus hijos sí lleguen a hacerlo pues son jóvenes y estas tecnologías les deberían ser familiares.


Mi teoría de que soñaba con las cosas que me contaban se me ha demostrado falsa.
Hoy he  visto la película Agora de Alejandro Amenábar y se ve que estuvo de moda mientras yo estaba en la UCI.
Menchu me ha contado que quienes venían a visitarme me la explicaban porque trata de la vida de una astrónoma –Hypatia- del siglo I.
Sin embargo yo no tengo ningún recuerdo de nada que pueda parecerse a lo que he visto en la película




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