lunes, 14 de febrero de 2011

El día de los enamorados

Hoy es el día de los enamorados. Conocí a Menchu el 7 de febrero de 1988 en el aparcamiento de autocares del Camp de neu de Ordino-Arcalís, en Andorra. Yo era el guía del autocar y ella era una cliente. Una semana más tarde, el 14 de febrero de ese año, salimos juntos por primera vez. Dos años y dos meses después, el 7 de abril de 1990, le regalaba el anillo de compromiso y nos prometíamos en matrimonio. Nos casamos el 13 de octure de 1990,así que ya hemos cumplido nuestros primeros 20 años de matrimonio. Nada, pues el tiempo al lado de Menchu pasa muy rápidamente. Después de estos 20 años puedo afirmar - Gott sei Dank - que sigo enamorado de ella igual que el primer dia. Como es lógico, en 20 años ha habido buenos momentos y otros no tan buenos. Nuestro momento más feliz fue probablemente el día que Menchu trajo al Mundo a Carolina, el 21 de mayo de 2001, pues la estuvimos buscando -sin éxito- durante 10 años (culpa mía, decían los facultativos) pero bien está lo que bien acaba y esto acabó bien. También el día que nació Santi, el 7 de julio de 2003. El peor momento fue seguro el día que perdimos el que tenía que ser nuestro tercer hijo, el 5 de enero de 2005. Creo que Menchu tampoco se lo ha pasado mal conmigo. Juntos, además de haber tenido dos hijos, hemos visitado una treintena de países de los cinco continentes y hemos esquiado en cinco glaciares de Austria. Nunca he sido un chico mono pero  creo que le he aportado satisfacciones intelectuales, como cuando la llamé por teléfono por primera vez sin que me hubiera dado su número. o cuando leí mi tesis doctoral en Astrofísica el 25 de mayo de 2001, la misma semana que nació Carolina,cosa que le impidió asistir a la comida de celebración - pues tenía que dar de mamar -, o cuando me aceptaron como miembro de la Unión Astronómica Internacional (IAU) en septiembre de 2006. O cuando, llevando ya casados 5 años, en junio de 2000, en una heladería de Roma me enrollé con el heladero hasta el punto de que Menchu me preguntó: "Pero tú, no hablas italiano ¿verdad?" Ahora está sufriendo las secuelas de mi accidente. Me ha afectado la movilidad pero no los sentimientos que tengo hacia ella. Como no me deja regalarle cosas, hoy mi regalo ha sido hacer bien la terapia en Collserola. Mamá: TE QUIERO.
Nosotros dos en la cima del Klein Matterhorn (Zermatt (Suiza) (1992))

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