1975 es un año grabado en la memoria de muchas personas porque sucedió el deceso de importantes personalidades.
Para alegría de muchos españoles, fue el año en que murió el dictador, dando a este país la oportunidad de disfrutar de un sistema más o menos democrático y, se mire como se mire, menos injusto que el que había.
No obstante, para mí y mi familia fue también un año muy triste poque fue el año en que falleció mi padre.
Un 31 de agosto, como hoy,
Su caso comenzó como el mío, con una hemiplejia,
pero, así como en mi caso no han podido descubrir la causa de tal ,
en el suyo estuvo claro desde el principio que tenía un tumor.
En concreto, de laringe, cosa que a nadie extrañó ya que era un gran fumador.
En aquellos tiempos eso de la quimioterapia no estaba inventada aunque sí la radioterapia, cosa que en su caso tengo la sospecha de que fue lo que le acabó de matar.
Creo que él tenía entonces 67 años, yo sólo 12.
La verdad, que criarte sin padre es duro.
A pesar de todo, mi madre se las arregló para sacarnos adelante a los cuatro hermanos y enviarnos a los cuatro a la Universidad, oportunidad que creo que aprovechamos todos bastante bien.
De forma un tanto exagerada, a veces me han calificado de ser un self-made-man.
Como también me han calificado como ejemplo de lucha y tenacidad por mi enfermedad.
Creo que ambas apreciaciones son exageradas, pues no habría conseguido nada en mi vida sin el apoyo de las personas que me quieren.
Mi madre y hermanos, entonces.
Menchu, los comestibles y demás familiares y amigos, ahora.
Tengo un doctorado en Física de la Atmósfera, Astronomía y Astrofísica y un curriculum profesional de los que dejan boquiabiertos a los responsables de Recursos Humanos pero lo único de verdad importante en mi vida es que tengo una esposa perfecta y unos hijos maravillosos.
Mientras escribo esto, me llama mi amigo Alex S. El míster del equipo de fútbol de papás de la Escuela. Recuerdo el día que me vino a ver al Clínic y me dio de comer como si fuera la Marta, su hija, de la edad de Carolina.
También cuando vino a la Guttmann por Sant Jordi y me trajo dos rosas para mis mujeres (las chicas, como las llama Santi).
Recuerdo también el día de Reyes de 2010 que mi hermano Ignacio vino a verme al Clínic dejando su afición de celebrar fuertemente esa fiesta para estar conmigo.
Recuerdo que por esos días me habían entrado ganas de arrojar la toalla y dejar de comer pero aquella visita me hizo pensar que, si yo no sobrevivía, el sacrificio de mi hermano habría sido en vano
Está claro pues que mucho debo agradecer en esta vida a las personas que me quieren y nada habría conseguido yo solito sin la ayuda de ellos.
Nada conseguiríamos en la vida sin el apoyo de las personas que nos quieren
Amén.
ResponderEliminarGracias Bigas por tu comentario pero, aunque haya podido parecerlo, no pretendía dar lecciones a nadie sobre el amor fraterno y la amistad. Sólo quería recordar que el 31 de agosto de 1975 falleció mi padre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Santi