Dos ciudades olímpicas y un destino

Con el título de esta entrada me refiero a Barcelona ( sede olímpica de 1992) y Sarajevo (Sede de los juegos de invierno de 1984).
Comentaba el otro día mi preocupación por la bosnización de Cataluña ( que erróneamente llamé bosnificación) puesto que después de sobrevivir a un ictus en 2009 y a un TEP en 2018 , no me veo capaz de sobrevivir a la violencia étnica que se nos anuncia para los próximos años.
En la noche electoral del 10N creí erróneamente que los separatas habían ganado si restringíamos el voto a Cataluña. Lo que sí sucedió fue el descalabro de Cs que asegura la mayoría absoluta al PP en las generales de 2023.
Afortunadamente, me equivoqué respecto del voto separata ya que según leo en esta crítica, sucedió exactamente lo contrario de lo que yo interpreté en un primer momento.
Coincide que desde mi cama puedo ver el Castillo de Montjuïc y, dado que la luz viaja en línea recta, tengo que deducir que viceversa,
Por lo tanto, en una Barcelona bosnizada, un francotirador bien entrenado y apostado en dicho castillo  podría darme de baja sin que nadie se diera cuenta.
Lamentablemente,  cuando comenzó el proceso nazi-onal -supremacista  y yo auguraba la probable aparición de una ETA catalana, mis interlocutores me replicaban que yo era un exagerado y que eso era imposible porque no iba con el carácter catalán.
Cierto, pero hace unos días, la realidad me dio la razón.
Ahora me dirán lo mismo respecto a la bosnización de Cataluña.
Espero estar, esta vez sí, completamente equivocado.

Esperemos que las instalaciones olímpicas de Barcelona no terminen como las de Sarajevo ( en la imagen pista olímpica de bobsleigh)

Fuente: google