Apatía

Una de las secuelas habituales y frecuentes de una lesión cerebral es la apatía o desinterés generalizado hacia todo y me ha parecido idóneo hablar hoy de este tema por haber convocadas para el presente unas elecciones al parlamento europeo. Y apatía es lo que tales comicios despiertan entre los ciudadanos.

Distinto probablemente sea en el caso de Catalunya donde la política se mueve alrededor del eje soberanismo- constitucionalismo (que en catalán se dice feixisme).

Inteligentemente, el partido del Govern no ha planteado estos comicios desde una perspectiva plebiscitaria, cosa que habría provocado  que arrasara el partido del Gobierno aglutinando todo el voto unionista ya que la autodenominada izquierda catalana no sabe ni dónde está y ha decidido tomar la senda del suicidio avergonzada por el origen mayoritariamente español de sus votantes (anteh muerta que ehpañola) (pronúnciese con h aspirada).

Aún así, los resultados parciales de Catalunya serán leídos en clave plebiscitaria  aunque para que eso tuviera sentido debería haber una participación notablemente superior a la del resto de España.

Si ése llegare a ser el caso, no faltará algún autista que se atreva a pontificar que “la mayor participación en Catalunya demuestra la vocación europeísta del pueblo catalán”.

Pero regresemos a la apatía.

A nadie debería sorprender la falta de interés por estas elecciones ya que los ciudadanos no percibimos  ninguna afectación de este parlamento en nuestras actividades de la vida diaria (AVD´s en términos terapéuticos).

Más allá de normativas de medio ambiente, el parlamento europeo parece no  existir.

Si hay algo que tenemos claro es que este parlamento no resolverá nada de nuestro principal problema: El paro.

Tampoco nos sacará de la crisis de la que ya comenzamos a acostumbrarnos como si fuera a permanecer eternamente a nuestro lado.

La oposición al Gobierno está haciendo la misma política que hacía el partido del gobierno cuando era oposición: Nada. Ya se encargará la crisis de llevarse este gobierno como se llevó al anterior y, al paso que vamos, también al próximo.

Personalmente sí pienso ir a votar – que no a botar, como dice Santi-.

Carolina nos insiste en que votemos por el tío de María.

María es una niña de su clase y el tío en cuestión no es tío suyo sino de su madre.
Además de por tratarse de unas bellísimas personas, la familia de María  cuenta con nuestro total aprecio por tener un hijo  que sufre parálisis cerebral y, sensibilizados como estamos por el daño cerebral, esa desgracia nos resulta próxima, pues la parálisis cerebral fue una de las secuelas a las que fui candidato en mis peores momentos.

Volviendo al tío de María, se trata de un famoso político conservador muy odiado por casi todos por sus habitualmente incendiarias declaraciones muy lejanas a lo políticamente correcto.

La verdad, nunca he votado por este señor ni aún por el partido en que militaba y del que ha huido hacia una formación demasiado a la derecha para mi gusto. Formación con un serio problema de marketing ya que no se les ha ocurrido otro nombre que el de una marca de diccionarios. Su fundador, no obstante, cuenta con mi simpatía por haber sobrevivido a más de un año de desaparición (al más puro estilo Pinochet) y su liberación fue aprovechada por una estrella metida a juez para darse bombo y platillo.
Tal liberación fue un golpe que sus verdugos no supieron encajar (Ardanza dixit), de modo que pocos días después se vengaron de la realidad asesinando en diferido a un joven edil del ayuntamiento de Ermua, acción que unió a casi todo el mundo y cambió para siempre la lucha contra el crimen organizado.

Se dio la casualidad de que sus verdugos lo habían hecho desaparecer en Mondragón, población que justamente por aquellas fechas yo frecuentaba por trabajo  ya que tenía allí un cliente industrial ahora desaparecido por culpa de la crisis, quiebra que me ha creado recientemente problemas por estropeárseme la caldera de casa y carecer de piezas para su reparación.

También el tío de María cuenta con mi simpatía. No por afinidad política – por supuesto- sino por ser catedrático de Física Nuclear, disciplina que me gustaría dominar bastante más para poder comprender mejor la nucleosíntesis estelar.

Realmente sorprende pensar que el hierro de nuestra sangre – sin el cual no podemos vivir- se formó en el núcleo de una estrella moribunda  fusionando átomos de carbono. Reacción que por ser endotérmica (no produce energía sino que la absorbe) lleva al colapso gravitatorio de la estrella dando lugar a una estrella de neutrones o a un agujero negro y a la explosión de una supernova que es el cataclismo más energético que puede producirse en el Universo y durante el cual se sintetizan los elementos más pesados, como el oro de mi alianza que antes llevaba en mi mano izquierda (costumbre catalana) y ahora me he visto obligado a pasarlo a mi mano derecha pues mi mano izquierda permanecía completamente cerrada hasta que la Bascu me chutó los músculos flexores con toxina botulínica) también el titanio de la montura de mis gafas se sintetizó mediante la explosión de una supernova  aunque el plomo de mis vidrios se produjo por la lenta desintegración radiactiva de átomos de uranio sintetizado también durante una explosión de supernova,

Nótese pues que mi apatía puede afectar a muchos aspectos de mi personalidad pero no a mi interés por entender de dónde venimos.

 

Restos de la supernova observada por Kepler en el 1604