lunes, 16 de noviembre de 2015

40 años de espera

No.
No voy a hablar de los 40 años que tuvo quedebió esperar el pueblo español a que el Dictador falleciera de muerte natural para poder recuperar las libertades democráticas.
Tampoco de la larga espera de los catalanes a que terminara el régimen teocrático pujolista, si bien en este caso terminó por la propia renuncia a la reelección del ex-honorable (ahora convicto).
Aún así fue necesario un tripartito contra-natura para desterrarlo (casi) definitivamente.
Fue esa la primera prueba de incompetencia de Más que se dejó adelantar por Maragall con la incumplible promesa de Zapatero de un cheque en blanco para un nuevo estatut.
Pero no. Hoy vengo a hablar de otros 40 años de espera diferentes.
Los que tuvo que esperar mi Masdre para reposar definitivamente con mi Padre y marido suyo fallecido en agosto de  1975.
Si mi Madre no hubiera fallecido el pasado 20 de junio, hoy cumpliría 82 años.
Es por eso que he querido dedicarle la entrada de hoy.
En su momento, redacté un discurso en el que traté de simular lo que habría improvisado durante su funeral si me hubiera animado a hablar.
Como mi tema  favorito de conversación soy yo mismo, lo que me salió se refería básicamente a mí y no a la difunta que sería lo correcto.
Algún lector me hizo ver amablemente que hablar de nucleosíntesis estelar durante un funeral no resulta lo más apropiado aun cuando pueda servirnos para recordar que del polvo venimos y al polvo hemos de volver.
Así que hoy hablaré de mi Madre y de su deseo de reposar junto a mi padre cuando le llegase la hora.
Venida al Mundo tal día como hoy de 1933, bautizada como Clara aunque luego inscrita en el registro como Carmen y probablemente con fecha real diferente a la del nacimiento .
Estudió en el Colegio de las Siervas de San José de Lugo. época de la que siempre hablaba como de muy grato recuerdo.
Por haber estudiado en ese colegio, llevó a mi hermana Clara al mismo de Barcelona.
Eso provocó que yo mismo llegara a ser alumno de dicha institución puesto que cursé allí el primero de primaria.Luego ya me fui con mis hermanos Ignacio y Manuel a los Jesuitas de Sarriá aunque no propiamente al San Ignacio sino a un anexo llamado Esto-Vir y ahora llamado Sant Marc.
Ignoro cómo llegaron a conocerse mis padres, él barcelonés y ella gallega, además de una clásica aldea gallega de lo que ahora se llama la Galicia profunda.
Como en todos estos pueblos, las personas se asocian a una determinada casa.
La de mi Madre era la casa d'Horro vello, (hórreo viejo) término que durante muchos años pensé que era d'o'rovello.
Como he comentado más arriba, de allí fue para Lugo a estudiar y no-se-cómo- de ahí a La Habana para casarse con mi padre.
Contrajeron Matrimonio en el famoso Santuario de La Caridad del Cobre un 8 de febrero de 1958.
A finales de ese año, nació mi hermano Manuel y en eso llegó Fidel ( se acabó la diversión/llegó el Comandante, mandó a parar).
Al tener mi padre nacionalidad cubana, la cosa se puso difícil en la Isla y se fueron para Colombia, en donde nacimos los demás hermanos.
En el momento que yo nací, mi padre aún conservaba la nacionalidad cubana, excusa a la que me agarré para solicitar yo también dicha nacionalidad, si bien en el Consulado de Cuba en Barcelona todavía se están riendo por mi solicitud.
Teniendo yo 4 años y permaneciendo tres meses, aprendí algo de gallego que ahora utilizo para chapurrear el portugués. Aunque no sea lo mismo, así hice con el catalán y el francés y, a base de práctica e inventiva, ahora puedo expresarme con soltura en francés. Mis fuentes de práctica de portugués son Fabio (brasileño socorrista de la piscina) y Edmundo (portugués psicoterapeuta de trace).
Debo advertir al lector que aún hoy - y mucho más hace 80 años- las aldeas gallegas se organizan en parroquias.
La de mi Madre es en concreto Santiago de Peñamil, cuya población actual debe de ser de unas decenas de habitantes.
La casa d'horro vello ya debe de haberse caído y, en todo caso, el terreno sería propiedad de mis primos de París José y Margarita pues mi abuelo- y padre de mi Madre- Pedro, dejó la casa a su hijo José, padre de los parisinos.
Volviendo a mi Madre, en los últimos meses de su vida se dedicó a explicarle a mi hermano Ignacio múltiples anécdotas de su infancia y cotilleos del pueblo.
He pedido a Ignacio que escriba cuanto recuerde antes de que se le olvide pues, al parecer, Peña Mil era un especie de Macondo a la gallega que daría para una versión local del realismo mágico.
Charlas como esas son las que me he perdido en estos últimos tiempos por culpa de mi movilidad y que me llevaron a escribir alguna entrada pesimista.
Y regreso a Colombia.
Por razones de trabajo de mi padre, nos fuimos moviendo por diferentes ciudades, lo que provocó que cada hermano naciera en un lugar diferente: Bogotá (Ignacio),
Cali (Clara) y,  finalmente, Cartagena(Yo).
De ahí tampoco pasamos a España sino que vivimos dos años en Caracas (Venezuela).
Como solía -y aún suele- ocurrir en estos pueblos pequeños, mi Madre fue criada -sobretodo- por su abuela Saturnina, quien, de estar viva, superaría los 130 años de edad.
Por lo que me han contado, una noche en Caracas, mi madre soñó que fallecía su abuela y pocos días después llegó una carta conforme así había sido.
Fue entonces cuando mi Madre convenció a mi Padre que había llegado la hora de volver a España.
Como en aquellos tiempos el medio de transporte normal era el barco, el primer punto de España que tocamos fue el puerto de Vigo. De ahí fuimos por carretera a Peña Mil y nos asustamos del tenebroso lugar al que nos habían llevado nuestros padres.
Veníamos de la Caracas de los Cadillach y grandes autopistas y nos metían en una aldea que más adelante Manuel bautizaría como paraíso de los antropólogos.
Pasamos en Peña Mil unos tres meses y en septiembre vinimos a Barcelona para comenzar los colegios.
Tampoco Barcelona nos pareció extraordinario respecto a Caracas pues el coche típico era el 600 frente a los Cadillach venezolanos
Lamentablemente, en aquel momento (junio de 1967) mi padre no pudo venir con nosotros y permaneció trabajando en Caracas hasta muchos años después en que se vio afectado por una hemiplejia (como yo) y mi Madre fue a buscarlo, si bien sobreviviría sólo unos meses más, falleciendo el 31 de agosto de 1975. Desde entonces mi Madre esperaba el día de volver a estar juntos, día que llegó el pasado 20 de junio de 2015.
Para los creyentes como nosotros, efectivamente ya vuelven a estar juntos y, sin ninguna prisa, espero yo también encontrarme con ambos aunque no necesariamente en el mismo sepulcro.



En el Santuario de la Virgen de La Caridad del Cobre (Santiago de Cuba) contrajeron Matrimonio mis Padres el 8/2/58




1 comentario:

  1. HOLA SANTI.- SE NOTA QUE FUISTE Y ERES UN BUEN HIJO AL RECORDAR EL FALLECIMIENTO DE TU QUERIDA MADRE HACE UNOS MESES, PERO QUE AYER CUMPLIRIA 82 AÑOS. DESCANSE EN PAZ EN COMPAÑIA DE TU QUERIDO PADRE.
    YO YA HE CUMPLIDO 88 AÑOS Y TE REMITO A MI COMENTARIO EN TU ANTERIOR ENTRADA.
    Manel

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