Volver a ser adulto

Un recuerdo que tengo de mi estancia  en el hospital Clínico es que, algún momento, tomé consciencia de que, por causa de mi accidente, había vuelto a ser como un niño. Volvía a depender de los demás. Necesitaba ayuda para comer, para vestirme y, en definitiva, para la mayoría de cosas que antes podía hacer por mí mismo. Volvía a hacerme mis necesidades encima, así que tenía que dormir con pañal y/o colector .Yo sostenía la teoría que de niño me hacía pipí en la cama pero Menchu no daba crédito a mi teoría. Me contó que existía un trastorno de la orina que se llamaba enuresis. Como yo no era capaz de recordar esa palabra, me inventé que sufría “erpensis”, que, obviamente, no existe. Para no olvidarme de mi neologismo“erpensis”, le pedí a Menchu que se auto enviara un SMS y un e-mail con esa palabra. En mi actual proceso de recuperación, tengo que volver a ser un adulto. Hace ya meses que conseguí librarme del colector durante el día y hace un par de días conseguí dormir toda la noche sin pañal. Ya llevaba varios meses que me levantaba con el pañal completamente seco, así que Menchu y yo decidimos que podía probar a dormir sin pañal. Lo peor que podía pasar es que mojara la cama. Se cambiarían las sábanas y ya está Pero fue bien. Aquella noche había bebido mucha agua para cenar pero, aún así, no hubo ningún problema. Pensé que marearía toda la noche a Menchu pidiéndole la botella constantemente pero eso no sucedió. Ambos dormimos toda la noche de un tirón. Afortunadamente, el accidente sólo me afectó la movilidad pero, a nivel cognitivo estoy igual que antes. Isabel Palomeque explica en su libro “Renacer después del Ictus” que perdió su capacidad de expresarse en catalán aunque no tiene ningún problema con el castellano. Los expertos dicen que eso no es extraño si se trata de un idioma aprendido después de la primera infancia. Afortunadamente, yo no he perdido ninguno de los idiomas que he aprendido de adulto y que tanto esfuerzo me costaron de aprender: inglés, Francés Alemán o catalán los hablo con la misma fluidez – o dificultad – con  la que los hablaba antes del accidente. No tengo la agilidad que tenía para resolver problemas de Cálculo Integral pero todavía soy capaz de resolver ejercicios sencillos. En la Guttmann, Menchu me trajo una calculadora que proponía ejercicios sencillos de Aritmética para ejercitar el cálculo mental. También los terapeutas, que sabían que enseñaba Matemáticas, me hacían la broma de preguntarme operaciones aritméticas complicadas. Al final, llegué a la conclusión de que tenía que responder cualquier cosa pues ellos tampoco sabían la respuesta. ¡Menos mal que no tengo que volver a aprenderme las tablas de multiplicar! Aunque por los comestibles me he visto obligado a  aprenderlas en Alemán, aunque he de reconocer que las pienso en castellano y traduzco.
Otra cosa que hacen los adultos es practicar sexo. Para mí, eso es sinónimo de Menchu. No concibo el sexo si no es con Menchu, mi amada esposa y madre de mis hijos. Como mujer, es preciosa y, por si eso no pareciera suficiente, estoy profundamente enamorado de ella. Ya he aprendido a ir yo sólo al baño. Eso me da mucha independencia pues no es posible orinar en la botella sosteniéndola con una sola mano y controlando  que la orina vaya toda dentro. Diferente es en la cama, donde puedes apoyar la botella y agarrarla con la mano a la vez para hacerlo todo dentro y no mojar el colchón. Aún así, a veces me relajo y se me escapa, motivo de enfado tanto de Menchu como de Maricela. Quien ya ha tomado la decisión de no llevarme la botella a la cama sino levantarme y que vaya yo al baño. Mercedes tampoco era partidaria de la botella y sólo me la llevaba a la cama por la noche, para no tener que levantarme. A veces, demasiadas veces, Maricela tiene que perseguirme para que haga los deberes que me ponen en la U.E.N. de la misma manera que yo persigo a los comestibles para que hagan los suyos. Eso no es ninguna novedad porque ya en mi época de estudiante me columpiaba para no hacer los deberes. Aún así conseguí sacarme un doctorado en Física aunque me llevó 15 años llegar al final y ya nadie confiaba en que lo terminara. Menchu llegó a decirme que en el fondo no lo quería terminar porque no sabría qué hacer después. Lo cierto es que sí he  encontrado cómo entretenerme con la Astronomía aún habiendo acabado el doctorado.  .Eso se lo debo a mis compañeros del departamento de  Matemática Aplicada IV de la UPC- en especial a mi tutor de Tesis- El Dr.R. Cubarsi- que me han ayudado a redactar “papers” para su publicación en revistas de prestigio. Bueno, yo hago los cálculos y Rafael es quien hace el artículo. Eso me ayuda a estar activo ahora que estoy retirado por invalidez. Mi otra actividad es dar vida a este blog y publicar comentarios en los de mis compañeros.
Hoy escuchaba en la radio a un Neurólogo que decía que una receta para no envejecer es aprender un idioma pasados los 50. A mí sólo me faltan 2 años para los 50. Como con el Alemán no hay manera de avanzar, creo que me pondré con el ruso, que siempre tuve ilusión de aprender y el alfabeto cirílico creo que ya me lo se. A veces, cuando no puedo conectarme a Internet, como por ejemplo ahora, me dedico a resolver integrales como cuando preparaba mis clases de Cálculo en la UPC. . Montar el telescopio lo tengo difícil por mis limitaciones de movilidad.

El pañal es un objeto del-que - Gott sei Dank- ya puedo prescindir