domingo, 17 de marzo de 2013

Disculpe que no me levante


Uno de los aspectos que más invitan a trabajar los terapeutas a los afectados por una lesión neurológica es el sentido del humor.
Tuve una fisio (¿tengo que decir fisia?)terapeuta (Izaskun) que me hacía ejercitar los músculos de la cara para que mi sonrisa fuera simétrica ya que mi costado izquierdo es más proclive a permanecer estático que el derecho.
Cuenta una leyenda urbana – al parecer falsa- que es  el título de esta entrada el epitafio de la tumba de Groucho Marx pero  aquíí podemos ver que, aunque el genial cómico así lo pidió, al parecer no se cumplió su voluntad por motivos que desconocemos. Más razonable parece que no se cumpliese su deseo de ser enterrado encima de Marilyn Monroe.
Aprovecho la coyuntura para explicar que en mi anterior etapa vital, me veía con frecuencia en la situación de estrechar la mano de otras personas.
De pequeño me enseñaron que la mano se estrechaba siempre fuertemente y puesto en pie y así procuraba hacerlo. Alguna vez, algún amigo llegó a confesarme que le agradaba que así lo hiciera, pues transmitía confianza, aunque también había llegado a pasarme que mi interlocutor se molestara por lo fuerte que apretaba la mano.
Durante estos años en silla de ruedas, me he visto con frecuencia en la situación de estrechar la mano a muchas personas y, me he sentido extraño haciéndolo sentado por lo que con frecuencia he utilizado la referencia de Groucho Marx , cosa que acostumbra a arrancar  una sonrisa en mi interlocutor.
No deja de ser jocoso que una persona que se supone no puede andar no se levante ni aún por caballerosidad.
Además, La silla manual que utilizaba antes requería ser frenada antes de intentar levantarte o sentarte. Eso sin contar que solía ir atado a ella para evitar caídas.
La silla eléctrica no requiere ser frenada y es suficiente con apagarla. Lo que sí es necesario es retirar los reposapiés para evitar tropezar.
En el caso de las damas, no acostumbro a estrecharles la mano sino que nos damos un par de besos (no tres como los franceses) y ellas no suelen tener inconveniente en agacharse un poco para llegar hasta mi cara. De todos modos, procuro incorporarme un poco en mi silla, cosa que suele provocar que digan: No te levantes, no.
Es este ejercicio del sentido del humor lo que me hace referir en este blog a mis propios hijos como los comestibles y a mí mismo y a mis compañeros de trace como los descerebrados ya que todos los que aquí estamos hemos sufrido lesiones cerebrales.
Y lo último ya es referirme a la asociación trace como descerebrados anónimos,
No pretendo – pues se que no lo conseguiría – ser ni caer gracioso.
Me limito a poner en práctica lo que mis terapeutas me enseñan.
Hasta ahora, no me he cruzado nunca con alguien que se ofendiera por no levantarme al estrecharle la mano, más bien al contrario, como he dicho más arriba, acostumbra a ser motivo de broma.


4 comentarios:

  1. HOLA SANTI.- ME ALEGRA MUCHO EN VER QUE DE NUEVO ESCRIBES CON CIERTA FRECUENCIA.
    LO DE GROUCHO LO SABIA EN LA VERSION DE QUE UNAS SEÑORAS LE LLEVAN UNAS FLORES. MAS LUEGO LEEN EN SU TUMBA "PERDONEN SEÑORAS QUE NO ME LEVANTE"
    LO QUE IGNORABA ERA QUE ESTUVIERA ENCINA DE LA TUMBA DE MARILYN.
    EN NUESTRO CASO.LO DE NO LEVANTARSE PARA DAR LA MANO PIENSO QUE NO TIENE MAYOR IMPORTANCIA, PUESTO QUE LA GRAN MAYORIA DICEN LO QUE TU ESCRIBES, "NO TE LEVANTES, NO" Y LO DICEN CON PLENO CONOCIMIENTO, Y CONVENCIMIENTO.
    UN FUERTE ABRAZO.
    Manel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Manel por tu comentario. Estoy de acuerdo con lo que dices.
      Sin embargo, tal vez no me expresé bien pero lo de Marilyn sólo fue un deseo de Groucho que, lógicamente, no se cumplió.
      Un abrazo.
      Santi

      Eliminar
  2. Hola Santi, m'ha agrada molt aquesta entrada perquè és d'humor que a mi m'interesa. L'anècdota de la Marilyn no la coneixia. El Groucho era molt "agut". Una abraçada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias María por tu comentario. Me alegro que te gustre la entrada. No pretendía hacerme el simpático sino relatar una realidad diaria que me sucede cuando utilizo la silla de ruedas, cosa que intento suprimir paulatinamente para volver a mi vida de antes. Sin embargo, como aún no camino del todo bien, me canso con mucha más facilidad de lo normal.
      Un beso.
      Santi

      Eliminar

Comentarios y entradas