Toda la vida he tenido una extraordinaria capacidad para
quedarme dormido en cualquier lugar y circunstancia.
Mi récord es haberme quedado dormido una vez estando de pie (como
los caballos). No eran unas
circunstancias normales sino que fue durante una excursión recorriendo
la sierra del Montseny, cerca
de Barcelona. Iba con mis compañeros de
clase Abel G., de quien hablé el otro día, Alberto D. y Fernando A., a los
cuales he perdido la pista desde hace años. Aquel día madrugamos en Sant Celoni, a los pies de la montaña, y
comenzamos a caminar los más de 20 kilómetros que hay hasta la cima de les Agudes. Aunque hicimos auto-stop
por un breve trecho de 5 Km, estábamos agotados pues después de Les Agudes pasamos por el Turó del home,
desde donde comenzamos el descenso. La carretera de acceso aún estaba en obras
y todavía no era más que una pista de tierra. Cuando ya habíamos caminado unos
cuantos kilómetros, decidimos montar la tienda de campaña al borde de la pista
para pasar la noche. Mientras Abel montaba la tienda, los demás iluminábamos el
lugar con nuestras linternas. Fue entonces cuando me quedé dormido. Lo sé
porque estaba soñando que Alberto había sido suplantado por un impostor. Como
creía que no era él, le pregunté que por qué llevaba gorra. Alucinado de la
pregunta me respondió: Hace frío y todos llevamos gorro, también lo llevas tú.
Fue entonces cuando me desperté.
Corría octubre de 1975. Lejos estaba yo de imaginar en ese momento que quince años justos después me casaría con Menchu en la misma montaña.
Corría octubre de 1975. Lejos estaba yo de imaginar en ese momento que quince años justos después me casaría con Menchu en la misma montaña.
No creo tener más sueño ahora que antes de la lesión pero sí
es cierto que me encuentro permanentemente cansado y con ganas de dormir.
Desconocedora de mi pasado dormilón, mi AP transmitió su inquietud por el hecho
a la Bascu. Por si existía algún problema adicional que aún no habíamos
detectado, la doctora Bascuñana me prescribió un estudio cardiorrespiratorio
para analizar si es que no duermo bien. Los medicamentos más sospechosos de
provocar somnolencia ya los hemos retirado todos.
Así las cosas, el pasado miércoles 21 de mayo me tocó ir a pasar la noche a la clínica del sueño
adyacente al hospital de Sant
Pau.
Lo primero fue tallarme porque el sobrepeso es causa de
apneas del sueño.
Una vez tallado, dije a Menchu:
-Metro ochenta y 92 kilos de peso. Tengo planta de portero
de discoteca.
- Sí. Y después de la lobotomía también tienes su cerebro.
Lo cierto es que nada dormí esa noche, si bien los
facultativos lo atribuyen al efecto laboratorio que crea inquietud en los
pacientes.
Si bien es cierto que muchos días me levanto con la
sensación de no haber dormido nada, Menchu me asegura que duermo
profundamente por lo que no cree que la
causa de mi somnolencia sea la falta de sueño.
Sí tengo comprobado que, si me pongo boca arriba, me entra
un fuerte dolor en la parte occipital de la cabeza, lo cual me obliga a dormir
de lado. No obstante, no tengo la sensación de que ese problema tenga nada que
ver con las diferentes craneotomías que me practicaron. Por el contrario, si me
pongo en posición de mortaja (con las manos cruzadas sobre el abdomen)se me
duermen las extremidades superiores. Parece ser que eso es normal porque en esa
postura se pinzan los nervios que la controlan.
En eso he salido ganando con el accidente pues, al fallarme
la sensibilidad del brazo izquierdo, no puedo notar si se ha dormido o no, de
modo que ese problema sólo lo noto en la extremidad superior derecha.
Mientras escribo esto, me acuerdo de que el cazador de la casita de las flores me tenía explicado que en septiembre comenzaba la temporada de caza de las marmotas, animal muy abundante en los Alpes y del que se aprovecha todo.
Por lo que me han dicho los fisios, mi permanente cansancio es debido a
mi poco armoniosa forma de caminar que me obliga a caminar a trompicones y
mucho más rápido de lo normal. Además, la parálisis muscular del hemicuerpo
izquierdo provoca que mi respiración y ventilación pulmonar no sea todo lo
adecuada que sería deseable. En particular, aunque el diafragma no se vea muy
afectado por la hemiplejia, los músculos pectorales no pueden realizar de forma
correcta la expansión de la caja torácica. Otros compañeros de terapia también me han hablado de su permanente somnolencia, si bien ellos lo achacan a la medicación, cosa coherente, pues todos hemos sufrido lesiones de lo más variadoMientras escribo esto, me acuerdo de que el cazador de la casita de las flores me tenía explicado que en septiembre comenzaba la temporada de caza de las marmotas, animal muy abundante en los Alpes y del que se aprovecha todo.
Aunque no esté relacionado con el accidente, siempre tengo sueño |
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