Yo quiero vivir

Hemos asistido esta semana al sabio rechazo de la ley Darwin de selección artificial propuesta por PUdImos.
En diferentes ocasiones he manifestado que prefiero estar como estoy que no estar.
Aseguran los PUdemItas que existe un clamor popular para solucionar este tema.
Al parecer, por clamor popular se entiende que en las redes sociales han aparecido dos o más comentarios a favor. Lo mismo sucede con la independencia de Catalunya: Para los separatas también existe un clamor popular a favor aunque las encuestas digan lo contrario y cuando hay elecciones, el voto de tu vida no llega a la mitad de sufragios a partidos que defiendan la secesión.
Tampoco las encuestas confirman ese clamor popular pero es igual. Mientras la calle no esté llena de falangistas (Romeva dixit) en contra, significa que existe una mayoría a favor.
Lo mismo debe pasar con la eutanasia: Todo el mundo está a favor mientras no se demuestre lo contrario.
Ya comenté que tengo compañeros de terapia en situación mucho peor que la mía.
Alguno hay completamente tetrapléjico y con la cabeza perfectamente clara. No sé que pensaría yo de estar como ellos como tampoco puedo saber lo que otros piensan de mí ( para quedarme como Santi mejor sería haber muerto).
Obviamente no resulta ningún chollo tener reconocida una discapacidad ( ahora llamada diversidad funcional) del 85% pero tampoco es una tortura insoportable que me haga pensar que los galenos se equivocaron al salvar mi vida
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 De todos modos, por si el equivocado soy yo, he procedido a realizar una encuesta ( sin valor científico) entre mis compañeros de terapia. El resultado es que el 100% de mis colegas de terapia opinan lo mismo que yo: Mejor estar como  estamos que no estar.
De todos modos, la ley propuesta por pudimos no preveía erradicar a costosos desechables como yo sino que era una ley para que el suicidio sea un servicio sanitario más. No se trata por tanto de abreviar el proceso de rehabilitación de nadie sino de facilitar a quien lo desee un método de suicidio fácil y eficaz que evitaría las suspensiones de servicio de metro que se producen cada vez que alguien se arroja a las vías o, como en Madrid, que los suicidas se tiran desde un viaducto que cruza la vía pública y a veces caen sobre coches que por allí circulan.
Además un suicidio controlado por personal sanitario permitiría un eficaz aprovechamiento para trasplante de los órganos del suicida.

Afortunadamente, también quedan personas en el Congreso de los Diputados