once años

Se cumplen hoy once años desde que sufrí el ictus o AVC el también lunes 29 de junio de 2009, tal y como lo relato en la entrada correspondiente.
Este aniversario tiene de particular que cuando me enteré de qué era un ictus y comencé a buscar información al respecto, descubrí que la actriz Sharon Stone también había sufrido uno - en su caso hemorrágico- justo once años antes que yo. Me preguntaba yo entonces cómo estaría 11 años después.
Ahora ya lo sé.
Ignoro las secuelas que el ictus dejó en la actriz o cómo le ha ido la vida después.
Mi caso, en cambio, lo conozco perfectamente y lo he ido explicando en estas páginas desde septiembre de 2010, cuando comencé a escribir este blog.
Muchaas cosas he aprendido en estos 11 años. Cosas que no habría aprendido si no las hubiera vivido en primera persona.
Ya había alcanzado la treintena cuando caí en la cuenta por primera vez que la máxima ambición del ser humano es la sabiduría.
Aunque en numerosas ocasiones he demostrado tener un elevado concepto de mí mismo, muy podemita habría de ser yo para llegar a autodefinirme como un hombre sabio.
Ignoro cuál es el camino que conduce a la sabiduría.
Ni tan sólo sé si hay alguien que conozca dicho camino.
Yo intento alcanzarla a través del conocimiento.
Nada garantiza que sea ése el camino correcto pero de lo que sí estoy seguro es que la ignorancia no lo es.
Es por eso que lo mejor que encuentro de mi situación y lo mejor que me ha pasado en estos 11 años es que he aprendido muchas cosas.
Si yo fuera profesional de la salud, mi trabajo me pondría constantemente en contacto con personas de avanzada edad o enfermas, pero no es mi caso.
Como ya me dijera un compañero de terapia (Asensio),  cuando estás en rehabilitación  aprendes mucho.
Además, al estar la UEN integrada en una residencia geriátrica, he tenido oportunidad de departir con personas de avanzada edad que de otro modo no habría conocido.
También en piscina he conocido muchos ancianos que intentan envejecer de la forma menos desagradable posible.
Lamentablemente también en estos 11 años he visto marcharse a demasiados próximos que se han ido sin pasar por la vejez.
De hecho,  mientras escribo estas líneas me acabo de enterar  (por facebook) de la pérdida de un antiguo compañero de trabajo, de mi misma edad.
En cuanto a secuelas neuro o traumatológicas, he conocido toda una casuística cuya existencia ignoraba.
He aprendido lo que significa estar en coma, lo que es la parálisis  de las extremidades.
La pérdida de la sensibilidad, del habla, de la memoria y de tantas otras cosas regidas por el cerebro.
He conocido personas en estado de coma vigil o catatónicas cuya única conversación es un aullido o un gruñido.
Personas de las que te preguntas si realmente siguen ahí o si ya se han ido aunque su cuerpo siga vivo.
También he aprendido que eso que mucha gente llama eutanasia y con la que dice estar de acuerdo no es otra cosa que suicidio asistido.
Se me ha muerto el gato y eso me causa una pena terrible que me hace sufrir, así que mejor, me voy.
Ninguna legislación en el Mundo prohibe el suicidio pero no creo que se pueda exigir a ningún sanitario que ayude a alguien a autoterminarse.
En cuanto a las leyes de eutanasia propuestas en el parlamento son sólo licencia para matar y decidir quien merece seguir adelante y quién mejor que se vaya.
Con la reciente epidemia de gretavirus, los sanitarios ya se han visto obligados a decidir a quién atendían y a quién no por falta de recursos.
Las leyes propuestas, en cambio, consisten en que alguien decida que la vida de otro alguien no merece la pena y que, para eso, mejor darle pasaporte.
Yo mismo pasé por una fase en la que los médicos creyeron que no la superaría y, en todo caso, quedaría vegetalizado. Para como va a quedar, mejor que se vaya, decían
Menos mal que el director de la UCI había sido compañero de estudios de Menchu, así que le dio pena y buscó la forma de mantenerme con vida.
Probablemente, algunos se despertarán algún día y se preguntarán cómo han llegado hasta allí y qué ha sido de su vida mientras estuvieron ausentes.
Los terapeutas viven confiados de que todo lo que se hace para que estas personas regresen realmente les ha de ayudar a que así sea. Lo que es seguro es que, si no se hace nada, nunca regresarán.
En el caso de los muy ancianos, se van yendo poco a poco y el proceso debe ser irreversible.Sólo sus seres queridos pueden disfrutar de la compañía que aún les puedan hacer hasta que les llegue la hora.
El modelo Soylent green que propone PUdImos para hacer sostenible el sistema público de pensiones nos evitará a todos llegar al gún día a esa fase de la vida.
El término Dalai Lama significa "océano de sabiduría

Supongo que como XIV reencarnación del DalaiLama, el ciudadano Tenzin Gyatso habrá alcanzado la sabiduría 

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Fuente:Granada Digital