miércoles, 22 de junio de 2016

Humildad

Efectivamente querido lector,acertaste, voy a meterme con PUdImos pues si hay algo en esa formación que no saben lo que es, no es la Dinámica de Sistemas Estelares ni la Teoría General de la Relatividad. Ni siquiera el concepto de Gravedad Cuántica del que yo tampoco nada sé.
De lo que verdad no saben nada los chicos de PUdImos es de humildad.
No soy yo tampoco un prodigio de humildad y no ha sido infrecuente a lo largo de mi vida que me acusaran de estirado y arrogante.
Cuando era pequeño en el colegio, aunque no era de los fuertes y pendencieros, mis buenos resultados académicos me aportaron un punto de soberbia.
Podría decirse que mi presunta superioridad no era física ni moral ( como los de PUdImos), sino intelectual.
Mi primer baño de humildad lo sufrí en el primer curso de la Licenciatura de Física cuando descubrí compañeros mucho mejores que yo, que no tomaban nota de nada que no hubieran entendido perfectamente y que seguían la clase punto por punto incluso corrigiendo al profesor cuando se equivocaba, hecho éste que nos llamaba a todos la atención  al estar casi todos perdidos en la explicación y comprobar como otro lo estaba entendiendo todo.
Al llegar los exámenes, tales alumnos no sólo sacaban un 10, sino que además terminaban la prueba en una mínima fracción del tiempo que disponíamos para realizarla.
Recuerdo haber hablado con algún compañero de los que era como yo y que me confesó que antes de ir a la Facultad se pensaba que era Supermán. Eso mismo es lo que me había pasado a mí.
Fueron así pasando los años y mi expediente no fue todo lo bueno que yo esperaba que iba a ser.
Acabada la carrera, decidí continuar con el doctorado y ningún profesor se peleó por mí para que fuera su doctorando. Tampoco conseguí la beca de investigación que solicité ni fui admitido en Centros científicos a los que postulé como el IAC.
Me costó aceptar que nunca sería un Astrofísico brillante como siempre había imaginado.
Sin embargo, al colocarme bien profesionalmente en el sector informático recuperé bastante bien eso que llaman autoestima.
Por otro lado, como continué en labores de investigación con mi tesis doctoral, conseguí quitarme la espinita de mi fracaso científico.
Además, al poco tiempo conocí a Menchu y sentirse amado por una perfección humana como ella le sube los humos a cualquiera.
Vinieron tiempos felices y otros que no tanto, como nuestra dificultad para tener hijos que deprimía a Menchu. La libertad de no tener hijos, no obstante nos permitió una serie de lujos  como viajes y esquiadas que ahora serían imposibles. También fueron años en los que pudimos adquirir una vivienda en la cual ahora habitamos con nuestros hijos y que pudimos adaptar a las lamentables circunstancias  en las que me encontraba cuando salí de Guttmann.
Pero volvamos con la humildad. Mi segundo gran baño fue el día que me despidieron de la empresa en la que había trabajado durante 15 años. Después de un largo proceso de reducción de nuestra sobredimensionada plantilla, me llegó el turno de salir a mí.
Las circunstancias fueron bastante desagradables porque la empresa no me daba la indemnización que yo consideraba que me correspondía. Fuimos a juicio y la solución resultó satisfactoria para todos. Según me han contado, después de mí salieron otros compañeros en condiciones mucho peores que las mías. Incluso que alguno que fue a juicio salió aún peor ya que el juez dio la razón a la empresa.
Yo tuve la fortuna que por aquellas fechas mi hermana Clara era funcionaria de justicia y mi caso cayó justo en la sala de lo social donde ella trabajaba con lo que su magistrada  tomó una decisión tratando de no perjudicarme.Los representantes de la empresa que asistieron al juicio debieron de quedarse con la sensación de que éramos unos mafiosos que lo teníamos todo amañado.
Con la indemnización, liquidé la hipoteca del piso pero luego vino lo más difícil: Encontrar trabajo.
Los que sabían de esto ya me recomendaron olvidarme de encontrar algo similar a lo que tenía y bajé mis pretensiones.
Aún así no conseguí nada durante todo el tiempo que duró la prestación y llegué a agotarla sin dejar de buscar empleo.
La salida vino de mi mentor Oscar S. que fue un gran maestro del mundo de los negocios y ya había entendido cómo funcionaba esto mucho antes de que la economía Mundial se hundiera en 2010.
Pero yo no llegué a vivir el hundimiento.
En 2009 fuela salud lo que me proporcionó un nuevo baño de humildad.
Sobretodo al pricipio, en que era absolutamente dependiente y no podía ni quitarme/ponerme las gafas.

Decía un compañero de trabajo (Formerio M.) que la chulería sólo podía mantenerse de dos formas:
 Con juventud o con dinero. A mí ya no me queda ninguna de las dos.Bueno, dinero nunca tuve, pero ahora aún peor porque dependo completamente del sistema público de ayuda social tanto a nivel económico (pensión) como de dependencia (AP)
Aunque he mejorado mucho y a veces caigo en la autocomplacencia, soy consciente de todas las cosas que ya no puedo y nunca podré hacer.
Por ejemplo, mi pretensión de continuar y terminar la Licenciatura en Matemáticas de la que tengo casi completo el primer curso deberá quedar aparcada hasta que note  que mi capacidad intelectual ha regresado a niveles que me permitan estudiarla con garantías de éxito.
Finalmente, volver a esquiar a Suiza ha quedado para la historia.

 Yo.Esquiando en Saas- Fee (Suiza, abril de 1999)
Fuente: Yo mismo


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