Tiburón 1000

Mucho ha evolucionado desde 1975 la historia del escualo gigante solitario que se pega un festín de incautos bañistas mientras las codiciosas autoridades y empresarios sin escrúpulos ocultan la situación para no perder negocio.
Tanto que la franquicia cinematográfica hace tiempo que dejó de titularse tiburón (Jaws, en su original en inglés).
Sin embargo, la historia del insaciable tiburón  vuelve periódicamente aunque sea con nuevos títulos.
Una de las secuelas llegó en 2015 de la mano del catalán Jaume Collet-Serra con el título "Infierno azul" y en 2017 nos llegó·47 metros.
Ya desde tiburón II, lo único que aportaba cada capítulo de la serie era la forma como se mataba al pez.
Desde el cigarrillo de bombona de aire comprimido de la primera, al no tener que matarlo en la última, sino simplemente experimentar los efectos de la borrachera de las profundidades que produce la elevada prsión parcial del nitrógeno y que han experimentado muchos aficionados al submarinismo a grandes profundidades.
Ya tiburón III pasó a titularse de entrada T 3D y utilizar esta tecnología.
Por en medio hubo una tal "Deep blue sea" en la que un escualo es modificado genéticamente para sintetizar una proteína de la que se espera poder utilizar para el tratamiento de enfermedades degenerativas como el cáncer.
El experimento sale mal y el animal se vuelve tan inteligente que se niega a ser utilizado como cobaya.
Como además ha crecido mucho, le sobra estómago para zamparse a  los malvados científicos que lo tienen esclavizado.

En 47 metros se plantean cuestiones debidas a la larga permanencia en las profundidades

fuente: google