las sillas de ruedas también pinchan

El pasado sábado 7 de agosto de 2021 tuve ocasión de volver a visitar el parque zooloógico de Barcelona junto con m i hermano Ignacio y su hijo Ignasi.

Me hizo ilusión volver al zoo de Barcelona porque ya hacía muchos años que no iba por allí.

En trace hemos ido alguna vez pero ya hace tiempo de la última porque hay varios compañeros que disienten del hecho que se mantengan animales salvajes en cautividad.

Con los nenes comestibles fuimos varias veces e incluso éramos socios para abaratar el acceso familiar.

Personalmente considero que sólo se aprecia aquello que se conoce y los zoológicos acercan el mundo animal a los urbanitas que somos.

Es decir: La función pedagógica y de sensibilización hacia los animales justifica el posible estrés que puedan sufrir algunos animales por el hecho de vivir en cautividad.

No se puede sentir empatía por un león o un rinoceronte si nunca has visto ninguno.

Cierto que los viajes a los parques naturales africanos se han vuelto mucho más accesibles al público en general pero todavía siguen siendo una exclusividad reservada a una minoría de personas que pueden disfrutar de esa experiencia.

Los animales marinos son aún mucho más difíciles de contemplar en la naturaleza puesto que el medio acuático nos resulta todavía más inaccesible.

En cualquier caso, los profesionales que se ocupan de estos animales en cautividad ya se encargan de proporcionarles  la mayor calidad de vida posible.

La prueba está en que la esperanza de vida en cautividad es muy superior a la de la vida salvaje: En el zoo carecen de enemigos naturales y tienen asegurado el alimento además de disponer de toda clase de servicios sanitarios de los que carecen incluso los humanos que viven en las reservas naturales.

Hubo un tiempo en que podíamos viajar hasta Tanzania para ver fauna salvaje en su hábitat natural

Por ejemplo, tuve ocasión de volver a ver a Pedro, el único rinoceronte blanco que queda en Cataluña y probablemente el último que veré vivo.

Recuperado de la antigua reserva de fauna africana de Tarragona llamada Rio León Safari, tenía un compañero que fue enviado al  zoo de Valencia.

El cuerno del paquidermo me pareció mucho más afilado de lo que recordaba lo que da idea del tiempo transcurrido de mi última visita al zoo.

Recientemente fue noticia el hecho de que unos desalmados habían exterminado al rinoceronte blanco de un zoo del Sur de Francia para vender su cuerno que, al parecer su precio en peso es igual al de la cocaína.

Creo que la pena adecuada para los culpables debería ser la de reponer el ejemplar al precio que sea. Seguro que habrá algún zoo en el mundo dispuesto a vender su ejemplar y los delincuentes deberían pagar el traslado

Si les cuesta más dinero que el que puedan obtener por la venta del cuerno, resultará disuasorio para otros posibles imitadores.

Y si no hay ningún zoo dispuesto a vender su ejemplar, que sea capturado uno como en la película Hatari. Seguro que eso cuesta mucho más dinero.

La rinoceronte blanca que el mafioso colombiano Pablo Escobar Gaviria tenía en su reserva africana particular,  sería el ejemplar ideal a trasladar a Francia si no fuera porque falleció recientemente.

En otro orden de cosas, es de todos sabido que las ruedas con neumáticos permiten circular por terrenos mucho más accidentados que las macizas.

Es por eso que los fabricantes ortopédicos incorporan ruedas neumáticas a las sillas de ruedas siempre que resulta posible.

El único inconveniente de las ruedas con neumáticos es que necesitan estar adecuadamente hinchadas para que sean eficaces.

Y si el neumático sufre algún tipo de percance y se desinfla, la rueda entera deja de ejercer su función.

Existen neumáticos con y sin cámara de aire. En el primer caso, si algún elemento perfora el neumático y la cámara se pincha, la pérdida de aire es súbita  y la rueda deja de funcionar.

Para evitar ese tipo de accidentes, las ruedas de los coches hace tiempo que dejaron de llevar cámara y su proceso de desinchado  en caso de pinchazo dura bastantes minutos evitando qu el conductor pierda el control del vehículo y dando tiempo a un frenado controlado hasta poder detener adecuadamente el vehículo y cambiar tranquilamente la rueda por la de repuesto que siempre es obligatorio llevar.

Hubo un tiempo en que yo tenía una cierta habilidad para cambiar ruedas de coche pero en la actualidad me resultaría imposible por tener una mano disfuncional.

Precisamente esta necesidad de cambiar las ruedas pinchadas lo antes posible ha hecho que aparezcan numerosos talleres de arreglar pinchazos que están abiertos las 24 horas del día.

Es así como el pasado sábado, frente a la jaula de los gorilas, sufrí un reventón en una de las ruedas traseras de mi silla.

Rápidamente, los empleados del zoo se movilizaron para prestarme una silla manual y aparcar la eléctrica hasta terminar la visita al parque.

Para devolver mi silla a casa, llamamos a un taxi adaptado que trasladó la silla hasta un taller de pinchazos 24 horas cerca de casa. Allí me arreglaron la cámara de la rueda y pude regresar a casa con silla incluida.

Gott sei Dank, es la primera vez que sufro un reventón, y, puestos a que así sea, mejor estas circunstancias que cualquier otras.

Pedro se llama el último rinoceronte blanco residente en Cataluña

Fuente: Yo mismo