Aunque mis terapeutas se enfadan por autodenominarme tullido
descerebrado, puesto que ahora todo son eufemismos con el objetivo de conservar
la corrección política yo voy a seguir con mi terminología.
Los tullidos hemos pasado a ser personas con diversidad
funcional y los descerebrados, personas con daño cerebral sobrevenido.
Los negocios de la empresa Pujol & Fills se denominan construcció nazi-onal y los de la
empresa ETA, S.A. Movimiento Vasco de Liberación (MVL).
No sé en qué momento de la Historia de España se decidió que
a este lado de los Pirineos nos íbamos a dedicar al turismo de Sol y playa,
mientras nuestros vecinos europeos se dedicaban a la Industria y servicios de
otro tipo.
El resultado fue que
la costa Mediterránea española se convirtió en un continuo urbano desde el Cap de Creus a Gibraltar y desde ahí a Portugal.
El lado positivo, no obstante, fue que los escasos parajes
de montaña de que disponíamos fueron respetados. Así hasta que cada invierno la
Corte del Rey Juan Carlos se desplazaba a la Vall d’Aran para esquiar en Baqueira-
Beret. Eso convirtió la carretera que
une esta población con Viella
en una travesía urbana donde el tráfico no permite casi nunca superar los 7
Km/h aunque el límite sea de 80.
Como en Europa no tienen playas – y mucho menos Sol-
desarrollaron otro tipo de turismo, aunque en muchos casos también de masas.
Así sucedió con países como Austria y Suiza donde la nieve
atrae a tantos turistas cada año como las playas españolas.
De este modo la oferta turística española de montaña –
aunque no nula – es escasa y, como tal, cara.
Como yo nunca he sido de playa y el calor me destroza,
siempre he buscado hacer vacaciones en lugares fresquitos.
Cuando me casé con Menchu, en vacaciones nos dedicábamos a
hacer viajes a lugares exóticos pero
cuando formamos nuestra propia familia, nos dimos cuenta que tales sitios no
eran una buena idea para llevar niños pequeños, pues, además del coste económico,
la alimentación era excesivamente distinta y las aguas se prestaban a todo tipo
de trastornos digestivos. Eso sin contar con la elevada posibilidad de contraer
multitud de tipos de infecciones propias de esas latitudes (paludismo,
disentería, etc.)
Por otro lado, niños tan pequeños no se enteran de nada de
lo que visitan y de ninguna manera disfrutan del exotismo de los lugares
visitados.
La curiosidad que provoca en un adulto una estupa budista, un
templo hinduista o el gentío de diferentes etnias callejeando en medio del caos
de urbano nada tiene que ver con la que
se ofrece a criaturas que aún no han aprendido a caminar, menos aún a leer. Lo
único que se puede conseguir con eso es que tengan una foto de su infancia en
un lugar espectacular aunque no recuerden haber estado allí.
Aun así, en algún viaje exótico (verbi gratia Sri
Lanka-Maldivas) coincidimos con alguna familia que viajaba con niños pequeños.
Por otro lado, 8-10 horas de avión para un adulto son pasables pero para un
retoño deben ser una tortura.
También recuerdo el vuelo Frankfurt- Los Angeles- Auckland
(Nueva-Zelanda) que el avión iba lleno de bebés
lactantes. Nueva Zelanda o USA sí Son lugares a los que iría con los
comestibles pues la alimentación y el clima son bastante parecidos a Europa
En resumen, llevar criaturas de meses a tales lugares nos
pareció un despropósito.
Ya he comentado alguna vez que mis suegros tienen una casa
en Cambrils (Baix Camp, Tarragona) pero es playa y a mí
no me gusta.
¿Qué hacer entonces?
La primera vez que se presentó este problema fue en verano
de 2001 que Carolina acababa de nacer.
Como he dicho antes, en España la oferta turística de
montaña es escasa y cara.
En cambio, en los países alpinos, nuestro verano es su baja
temporada.
Además, los remontes mecánicos siguen en funcionamiento y
permiten realizar paseos por la montaña sin demasiado esfuerzo.
Fue ese año cuando decidimos ir por primera vez a Sölden en
el Tirol austríaco y a lo que me he referido muchas veces en este blog como la casita de las flores nombre con que la bautizó Carolina por la costumbre local de abarrotar con flores ventanas y balcones.
Ya habíamos estado en Sölden en 1993 para esquiar y
guardábamos muy buen recuerdo del lugar,
El primer año que fuimos, Carolina aún tomaba pecho y yo me
dedicaba a tomarle fotos a Menchu amamantándola en medio de la montaña.
Entre las muchas cosas que nos regalaron al nacer Carolina
había una mochila portabebés que me permitía llevarla por la montaña, ya que el
cochecito es un trasto y la mochila te
permite tener las manos libres por si has de agarrarte a algún lugar, caso de
perder el equilibrio o al subir/bajar del telesilla
En una de las primeras excursiones que hicimos por allí nos cruzamos con una pareja
de holandeses que también llevaban un bebé y el padre se quedó atónito al ver a
Carolina y exclamó en un perfecto alemán (todos los holandeses saben hablar
alemán): Es ist noch kleiner!!! (Es aún más pequeña!!!, que la suya, se
entiende).Y añadió: Pensábamos que la nuestra
sería la más pequeña y no íbamos a encontrar bebés aún menores.
Dos años después, nació Santi y parecía que la cosa se iba a
complicar pero como Carolina ya caminaba, en realidad fue más fácil.
Para esa ocasión, ya me compré una segunda mochila portabebés
que me permite llevarlos a la espalda pues la otra es para llevar por delante,
motivo por el que la llamamos paparrambo, pues los tirantes quedan cruzados por
la espalda como las cartucheras de Rambo.
La última vez que estuvimos en la casita de las flores fue
en verano de 2008.También teníamos previsto ir en verano de 2009 pero a mí me
dio el zambombazo en junio de ese año y nos tocó pasar las vacaciones en la UVI
del Clínic.
Esta idílica forma de pasar las vacaciones (La casita de las
flores, no el Clínic), no
obstante, choca ahora con la realidad de mi estado. No tiene sentido ir hasta tan
lejos (1.450 Km) para pasarnos los días encerrados en la casa aunque sea
mirando las montañas por la ventana con los prismáticos.
Subir y bajar de los remontes mecánicos en marcha es algo
que aún no he probado pero caminar (en pendiente) por el irregular suelo de la montaña
me temo que queda lejos de mis actuales posibilidades Además, antes nos
turnábamos para conducir Menchu y yo y ahora le tocaría a ella tragarse todos
los kilómetros. Eso sin contar con mi escasa capacidad para cargar equipajes y
la dificultad que para mí representa cualquier actividad de la vida diaria que
ralentiza todo movimiento familiar.
No sería problema la piscina de allí pues tiene unas
escaleras con barandilla que puedo subir y bajar y hago pie en toda la piscina.
En cualquier caso, hipotecar la libertad de toda la familia
a mi reducida movilidad nos disuade de tal tipo de vacaciones.
Hasta ahora, hemos estado en casa aunque los comestibles
estaban en Cambrils con sus abuelos. Yo he tratado de aprovechar el tiempo arreglando la Galaxia)
como explicaba el otro día y leyendo todo lo que cae en mis manos. Los fines de
semana vamos a Cambrils para ver a los comestibles y yo me llevo toda la
lectura que puedo.
Uno de los documentos que tengo cargado en mi e- book es el informe médico de
mi paso por el Clínic.
Es sorprendente pero, al leerlo, el pensamiento que te viene
a la cabeza es: Este tío sobrevivió?
Se lo conté a la Bascu y me dijo que no tuve muchas ni pocas
complicaciones. Simplemente, las tuve todas. No tuve más complicaciones porque
no existen. Pillé todas las posibles: Infecciones, hemorragias, coagulaciones.
Cualquier cosa que esté catalogada como posible complicación después de un
ictus. Las que no cogí todavía no están inventadas.
Como me dijo mi cuñada Cristina (esposa de mi hermano
Ignacio): Si no me fui fue porque no había llegado mi hora (frase que, aunque
discutible, en un Universo determinista invita a la reflexión).
La opinión de David B.(mi fisio) es, sin embargo, que esto
es una demostración de los avances de la Medicina.
En otras épocas u otros lugares sin duda, no habría
sobrevivido.
De hecho, mi hermana Clara conoció recientemente unos
neurocirujanos colombianos y le reconocieron que en Colombia yo no me habría
salido.
Miedo me da también que en un hipotético narco estado
bananero propio y totalitario de Catalunya Independent esto se asemeje a Colombia aunque sin sus recursos
naturales.
En resumen: Vacaciones en Barcelona con esporádicas
escapadas al Baix Camp y, tal
vez, alguna otra que se le pueda ocurrir a Menchu (como el año pasado a
Sendaviva)
La casita de las Flores(Haus Sternberger) (agosto 2008) |
Menchu en el Potala (Lhasa, Tíbet)(agosto 1998) |
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